La instrucción fue ir al centro de acopio en Gabriel Mancera, porque los marinos se llevaban los víveres

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Alberto Cuenca Reportero en Capital CDMX

Ciudad de México.- El domingo al mediodía la instrucción que salió del centro de acopio en la colonia San Rafael fue trasladarse lo más rápido posible al centro de acopio de San Borja y Gabriel Mancera en la colonia Del Valle. "Traíganse lo que puedan porque la Marina está recogiendo los víveres", le dijeron a Edgar Martínez y a los ocho integrantes de su brigada ciclista.

Cuando llegaron a San Borja, en compañía de cinco brigadistas en patines, lo primero que vio Edgar fue camiones de la Marina Armada de México cargados con víveres destinados para los damnificados del sismo del pasado martes.

No entendió y nadie informó por qué  los militares tenían es su posesión artículos que había llevado, organizado y distribuido la sociedad civil justo para el apoyo de los mismos civiles afectados por el temblor.

Lo que sí le quedó claro es que la efectividad en la comunicación entre las brigadas de ciudadanos resultó efectiva, porque de otros centros de acopio llegaron también para evitar que los marinos se llevaran toda el agua, la comida enlatada, herramienta y los electrolitos orales que había en el lugar.

"Cuando yo llegué a San Borja y Gabriel Mancera, los marinos ya no estaban cargando nada, pero sí tenían víveres en sus camiones. Había gente de otros centros de acopio llevándose todo de ahí y los civiles encargados del lugar estaban desmantelando ese campamento", recuerda el ciclista.

Dice que, cuando su brigada logró recuperar víveres,  regresaron con más de 100 kilos de artículos al centro de acopio de San Rafael. En San Borja, calcula, había unas tres toneladas de artículos que la gente estaba rescatando.

La versión de este brigadista confirma una denuncia que, la noche del domingo, un grupo de voluntarios que laboraban en la zona de Gabriel Mancera realizó a Capital CDMX.

 De acuerdo con esa denuncia integrantes de la Marina llegaron desde la madrugada del domingo al centro de acopio que se montó en la avenida Gabriel Mancera, a la altura del número 856, a exigir que se les entregará lo que la población había donado.

"En ese momento se pudo decir que no y no se llevaron nada, pero regresaron en la mañana y se llevaron herramientas, medicina, dulces, pañales, de todo", dijeron los denunciantes a Capital CDMX, quienes corroboraron que luego de la intervención de los militares, muchas personas llegaron a recoger los víveres que habían quedado, para llevarlos a otros centros de acopio o directamente a zonas donde se necesitaban.

Edgar Martínez relata que el domingo al mediodía, al llegar a San Borja y Gabriel Mancera no se percibía un ambiente hostil entre uniformados y ciudadanos. A los marinos "yo los noté apáticos; estaban arriba de sus camiones, ya sin hacer nada", recuerda.

Nos falta Juan Pablo

Sobre la avenida Gabriel Mancera aún continúan los trabajos de rescate de víctimas, pues en el cruce con la calle de Escocia colapsó un edificio de departamentos de siete niveles. Hasta este lunes, a casi una semana del sismo, aún había personas atrapadas ahí.

En el cordón de seguridad establecido sobre las avenidas Gabriel Mancera y Eugenia, tres jovencitas extienden una cartulina a modo de exigencia. En ella se lee: "Nos falta Juan Pablo. Mancera esquina con Escocia ¡Ayuda!"

Juan Pablo es su compañero de preparatoria y sigue atrapado entre los escombros del edificio de departamentos. El muchacho, de 19 años, vivía con sus padres y hermana en un departamento del cuarto piso. Solo él quedó atrapado entre los escombros.

De semblante serio, Brenda, su compañera en el Centro Universitario México, explica que por informes de los rescatistas no sólo Juan Pablo sigue atrapado. Al menos otras cuatro personas permanecen entre los restos del edificio.

Hay esperanza de rescate porque los brigadistas les dijeron que ya habían logrado perforar lozas hasta el quinto piso e iban a llegar al cuarto nivel, aunque les preocupa que este lunes llegaron trascabos y camiones de volteo para comenzar el retiro masivo de escombros.

La zona se encuentra totalmente acordonada por elementos de la Marina y por policías capitalinos. Los uniformados conviven con voluntarios civiles que además de apoyo para recoger cascajo y levantar lozas brindan comida gratuita tanto a militares, policías y ciudadanos. Para el personal que trabaja en la zona cero hay hasta un servicio de masaje, colocado a un lado de una carpa en la que se distribuye herramienta y cubetas.

Un vaso de agua o de café, pan y barras de chocolate, agua embotellada, servicios sanitarios  y hasta extensiones con enchufe para recargar la batería del celular, están al alcance de las personas que permanecen en la zona.

Nada hace pensar que los integrantes de la Marina pudieran tener una necesidad para apropiarse de víveres . Cuando se le pregunta a brigadistas que permanecen en la zona, nadie quiere hablar de lo que pasó el domingo con los militares o dicen no saber.

Patricio, un coordinador de voluntarios en un centro de acopio instalado en avenida Eugenia y Heriberto Frías dice que algo escuchó, de algún problema entre brigadistas y militares, pero agrega que no sabe más y se retira con su megáfono dando  órdenes a otros voluntarios.

A los militares que permanecen con sus camiones en avenida Gabriel Mancera se les pregunta si saben por qué se desmanteló el centro de acopio que había casi esquina con San Borja o si supieron de algún altercado con brigadistas. La respuesta es una mirada entre ellos y una mueca de negación.

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