La Constitución, hace un año

Este texto lo publiqué en 2018. El horizonte también era complejo, la Ciudad de México se reponía del terremoto, pero tenía una nueva Constitución, una de las más avanzadas del mundo, asunto nada menor, aunque se olvide con frecuencia.

Ciudad de México.- La Constitución de la Ciudad de México cumplió un año.  Muchas cosas han cambado desde aquel 5 de febrero de 2017. El panorama político no es el que se proyectaba por aquellos días y hay no pocos nubarrones en el horizonte.

Todo parecía promisorio y los astros alumbraban a personajes como el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, cuando celebraron la publicación de la carta magna en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento.

La vida y la política son variables en donde lo único seguro es el pasado. Siete meses después, la fuerza de la naturaleza, expresada en un temblor de alta magnitud, cambió agendas y perspectivas. La necesidad de atender la tragedia hizo que el mandatario capitalino pospusiera aspiraciones, pero ganara en legitimidad y creciera como gobernante.

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De ahí que, dentro del balance del año que apenas concluyó, tenga que ponderarse el amplio trabajo político que cristalizó en el texto de la Constitución, que es, a decir de la CEPAL, lo más avanzado en el continente y el único que ha hecho suya la declaración de las Naciones Unidad sobre los derechos de los pueblos indígenas.

Pero inclusive, ante la emergencia derivada del temblor del 19 de septiembre, puede funcionar como un plan de reconstrucción, ya que contempla toda una transformación en los derechos de las personas.

Una visión de vanguardia y un esfuerzo que debe reconocerse también a Porfirio Muñoz Ledo, quien con tenacidad insistió, desde hace décadas, en la necesidad de dotar a la capital del país de autonomía, pero haciéndolo desde una perspectiva progresista.

Al senador Alejandro Encinas, conductor de los trabajos del constituyente y quien supo encaminar discusiones para lograr resultados. No fue fácil, pero la clave de la política está ahí, en trabajar duro para que ocurran cosas.

Y el entonces consejero Jurídico, Manuel Granados, encargado de la tarea de impulsar y supervisar que la iniciativa del Jefe de Gobierno llegara a buen puerto.

El proceso mismo del constituyente dio cuenta de que es posible ponerse de acuerdo y que fuerzas políticas antagónicas pueden negociar y pactar sin que eso se convierta en un escándalo.

El texto, conviene recordarlo, fue aprobado por todas las fuerzas políticas con participación en la Asamblea Constituyente. Es, por ello, un reflejo de la pluralidad y de los avances que se han generado en las últimas décadas.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. La Constitución fue impugnada por la PGR y por la Consejería Jurídica de la Presidencia. Hay litigios pendientes en la Suprema Corte de Justicia.

Pero la Constitución es ya un hecho, y en los próximos meses tendrá que probar su eficacia.

*Publicado originalmente en La Razón, el 5 de febrero de 2018.

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