¡Saludos Ciudad de México!
Nos hemos enterado que…
El Antiguo Palacio de Ayuntamiento, donde despacha la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, está de cabeza luego de que Omar García Harfuch presentara su renuncia al cargo de jefe de la Policía de la capitalina.
Nos cuentan que a García Harfuch le salió el gen de su abuelo el militar Javier García Paniagua, y se impuso ante el mensaje de Sheinbaum, quien prefirió defender a los anarquistas y castigar a la policía que actuó (con brutalidad) para mitigar la protesta que derivó en actos vandálicos en Polanco, la tarde del viernes pasado.
La postura de García Harfuch es usar la fuerza para contener a la protesta y ayer dejó ver con la actuación que tuvo la policía en la contingencia, pero eso no le gustó a Sheinbaum.
Por eso llegó a su oficina la renuncia y luego de malabares apagó los fuegos para que García Harfuch siga frente a la Policía capitalina.
Los que están cerca del problema saben que Sheinbaum está en una encrucijada porque dejó ver qué le importan más los anarcos (¿acaso financiados por Jesús Ramírez Cuevas?) que la ciudadanía y sus propias instituciones.
Mandar al diablo a las instituciones fue uno de los grandes yerros de su mentor Andrés Manuel López Obrador, antes de llegar al Poder.
Valdría la pena repensar su actitud donde el mundo está al revés y 50 años después del 68, los descendientes de los poderosos siguen en el cargo sin saber usar la fuerza y la Jefa de Gobierno sin poder contener sus impulsos.
Hay policía y violencia en la CDMX… para rato.
Una de mil…
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