Gobiernos de claroscuros

Ciudad de México.- Esta semana se vivieron los dos años del triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, que arrasó y llevó al poder también a Claudia Sheinbaum para dirigir la capital del país.

Hace dos años en la Ciudad de México (CDMX) se sentía euforia, retumbó el zócalo capitalino y luego de danzar frente a miles de indígenas prometieron frente a los Palacios Nacional y Antiguo del Ayuntamiento que tenían prohibido fallar.

Hoy el sabor de boca es amargo porque 15 días después de asumir el poder a los primeros en patear, literal, fue a los indígenas, luego siguieron los empresarios (el mayor fantasma de López Obrador) y luego cualquiera que discordara y no aplaudiera.

Los periodistas quedaron en esa primera línea y hoy siguen bajo amenaza no sólo del crimen organizado sino del mismo Presidente, quien se dice ofendido con la crítica.

La debilidad de los gobiernos de Morena es que siempre estuvieron en la lucha y pocos son los cuadros formados en la administración pública. Hoy se exhiben con su ignorancia supina y dan destellos de esperanza.

El problema es  que tienen de frente a un país que pende de alfileres y el tigre ya lo despertaron y quizá sólo Donald Trump los salve. ¡Vaya paradoja!

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