García Luna y sus demonios

Ciudad de México.- Genaro García Luna se declaró inocente de los cargos que le imputan en una corte de Nueva York. En los hechos esto significa que el proceso será largo, hasta que se cuente con un veredicto.

Se había especulado sobre las posibilidades que existían de que el ex secretario de Seguridad Pública negociara con los fiscales, pero para que esto hubiera ocurrido se tendría que aceptar la comisión de delitos.

Esto tiene varias lecturas, pero una interesante es que la defensa, y el propio García Luna, confían en las posibilidades de absolución. Hasta ahora las acusaciones se sustentan en dichos de testigos colaboradores, aunque en los últimos meses se les han añadido las de tráfico de cocaína.

García Luna está acusado de colaborar con el cártel de Sinaloa y con su líder, Joaquín “El Chapo” Guzmán.

El juicio tiene y tendrá un impacto importante en México, por la relevancia del acusado y por las implicaciones que pudiera tener una declaración de culpabilidad o inclusive la de inocencia, debido a la politización del asunto.

En nuestro país no hay acusaciones  ante un juez en contra de García Luna, aunque sí es utilizado como ejemplo de “la corrupción del pasado” y de todos los males que aquejan y aquejaron al sistema de seguridad. Es más un tema de propaganda que de justicia, al menos hasta el momento.

Después de todo, es uno de los personajes de mayor rango sometido a juicio y en prisión, aunque no haya sido declarado responsable de nada, todavía.

García Luna, al margen de lo que ocurra con su caso, no deja de ser un ejemplo de la vida y de los ciclos en el mundo de los policías, donde pocos logran transitar sin expedientes en su contra y sin sombras que cubran su trayectoria.

En este caso el tema es todavía más interesante, porque el ex titular también de la AFI adquirió un poder como pocas veces en la historia y además participó en diseños institucionales como los de la Policía Federal, la ya mencionada AFI y los de la Secretaría de Seguridad Pública.

Talentoso e inteligente, inició su carrera en el CISEN y acaso nunca imaginó lo que la deparaba el futuro, aunque en el fondo supiera que hay frecuencias del poder que no se pueden conocer impunemente y que los intereses blancos o negros suelen tener matices por los que se puede colar el mismo demonio.

Como tantos periodistas, suelo preguntarme sobre la culpabilidad o la inocencia de García Luna. La verdad es que no lo sé y acaso esa sea una pista de todo lo que aún tenemos que valorar y ponderar. 

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