Ciudad de México.- La oposición buscaba contener el poder de Morena en la Cámara de Diputados y lo logró. A partir de septiembre el presidente Andrés Manuel López Obrador no contará con la mayoría suficiente para modificar la Constitución sin el acuerdo con otros partidos.
La modificación del poder político obligará a la búsqueda de los acuerdos si es que la 4T quiere avanzar en modificaciones que requieran de cambios legislativos profundos.
En las estimaciones del INE, Morena y sus aliados contarían con 281 legisladores frente a los 219 de los aliancistas y Movimiento Ciudadano.
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Si bien las urnas refrendaron el apoyo al gobierno, los ciudadanos también establecieron límites que permitirán la reconducción de la vida institucional, aunque también existe la posibilidad de entrar en un tiempo de confrontaciones legislativas que detengan los cambios. Es, ahora sí, la hora de la política.
Los efectos telúricos del domingo, se sintieron con mayor fuerza en la Ciudad de México, donde la oposición, de acuerdo a los resultados preliminares, se encamina a gobernar al menos nueve alcaldías. Inclusive en Xochimilco, uno de los bastiones del morenismo, la pelea es palmo a palmo.
La delegación Cuauhtémoc, una de las más relevantes, cayó en manos de los integrantes de la alianza entre el PRI, PAN y el PRD.
Esto significará, de igual manera, un transformación del Congreso local y abrirá una puerta hasta ahora desconocida en la capital del país desde que se eligen sus autoridades.
Si hay que destacar, también, la alta participación ciudadana y lo que ello significa para la democracia mexicana. Sin importar colores, salimos a votar con la idea de que esa es la forma que nos hemos dado para definir la distribución del poder político. La democracia y sus instituciones resistieron, de nueva cuenta, la prueba a la que son sometidas, cada tres años, pero ahora en un contexto particularmente difícil, por la pandemia, la crispación política y la violencia en algunas regiones.
Vendrán, es verdad, las impugnaciones, y esto no terminará de definirse sino en el Tribunal Electoral, pero esperemos que todos los actores políticos estén a la altura de las circunstancias. Ahí radica, creo yo, el reto más importante de este tiempo mexicano.
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