El testarudo de Palacio

Ciudad de México.- Una vez confirmado el triunfo electoral de Joe Biden en Estados Unidos, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tendrá que poner a trabajar al canciller Marcelo Ebrard para limar asperezas con los demócratas, pero sobre todo con quien a partir de enero será el hombre más poderoso del planeta.

Negado a aceptar desde un principio que Biden había ganado la elección presidencial a su “amigo” Donald Trump, ahora el Presidente deberá utilizar todos los recursos diplomáticos a su alcance para iniciar relaciones con quien será el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

El Colegio Electoral en Estados Unidos certificó al demócrata como ganador al llegar a 302 votos electorales.

La embajadora Martha Bárcena –quien ayer sorpresivamente anunció su retiro del servicio exterior– recomendó al presidente López Obrador llamar a Biden.

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Sin embargo, no se sabe si el tabasqueño hizo ya contacto con el próximo presidente de Estados Unidos, pero alguien debe hacerle entender la importancia de tender puentes de comunicación con Biden.

López Obrador debe dejar –al menos en este caso—de ser tan testarudo, porque lo que está en riesgo es la relación con nuestro mayor socio comercial. Biden no parece ser un hombre de rencores, pero más vale no investigarlo.

La relación México-Estados Unidos siempre ha sido compleja, son muchos temas comunes que afectan en ambos lados de la frontera: narcotráfico, seguridad, migración.

Por eso es importante hacer de lado al “amigo” Trump y empezar a trabajar con Biden.

Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, deberá trabajar horas extras para dejar atrás las groserías que el gobierno de López Obrador le hizo a Biden y a su equipo. 

Hay que recordar que el próximo presidente de Estados Unidos pidió en noviembre hablar con el mandatario mexicano, pero este se negó.

El argumento fue que México no podía involucrarse en un proceso que –según López Obrador—no había concluido y que faltaba esperar el resultado del Colegio Electoral.

Una vez que se ratificó el triunfo de Biden, el presidente López Obrador deberá hacer a un lado su orgullo y su alianza con Trump, y ponerse a trabajar con la nueva administración estadounidense.

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