Ciudad de México.- La falta de inversión suficiente en las últimas decadas, en las redes de abastecimiento de agua potable y de drenaje ha provocado un fenómeno cada vez más recurrente, la aparición de socavones en las calles de la Capital CDMX.
El 7 de julio de 2007 se abrió un socavón en la colonia Lomas de San Lorenzo, en la delegación Iztapalapa, que cobró la vida del joven Jorge Alejandro Ramírez Arredondo de 19 años de edad, hecho que provocó un intenso debate entre Felipe Calderón Hinojosa y Marcelo Ebrard Casaubon, titulares de los gobiernos federal y local, respectivamente, sobre la responsabilidad de invertir en la infraestructura hidráulica de la capital de la República.
Por un lado el gobierno de Calderón Hinojosa acusaba la falta de interés del gobierno capitalino por aplicar el presupuesto necesario para lograr mayor eficiencia en los servicios de agua potable y drenaje, aplicando el mantenimiento necesario para prevenir rupturas en las tuberías y, por otro lado, el Gobierno de Ebrard Casaubon acusando a la federación de no autorizar el presupuesto requerido para el entonces Distrito Federal, para este y otros rubros, más aún, acusaba al gobierno federal de dar un manejo político al presupuesto con un trato inequitativo en las transferencias federales.
No obstante la polémica suscitada y el interés que despertó ese episodio, al fenómeno de los socavones se le ponía poca atención, sólo hasta el 2010 el Sistema de Aguas de la Ciudad de México comenzó a registrar estadísticamente la aparición de oquedades provocadas por rupturas en las redes primarias y secundarias de drenaje y agua.
De acuerdo al registro del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, tan sólo en la red de drenaje se presentaron 42 socavones en 2010, 69 oquedades en el año 2011, 97 socavones en 2012 y 57 socavones en 2013, 108 socavones en 2014, 99 oquedades en 2015 y después de los sismos de septiembre del año pasado, el Ingeniero Miguel Carmona, director de Drenaje del Sacmex, pronosticó 600 socavones para el presente año. Una tendencia clara y peligrosamente a la alza.
El mismo funcionario advirtió que se detectó en al menos 200 kilómetros de red de drenaje profundo y de la red primaria los cuales se encuentran muy deteriorados y requieren ser sustituidos, de no hacerlo podría colapsar en algún tramo importante y en cualquier momento, lo que pondría en riesgo la integridad física de los habitantes de la ciudad.
Varios son los factores que hacen más grave el riesgo de algún colapso: Las redes de drenaje son muy antiguas y rebasan en su mayoría los 50 años de vida, incluso hay zonas con más de 100 años de antigüedad y de materiales que hoy son obsoletos; por falta de inversión no hay mantenimiento adecuado y oportuno en la red hidráulica, especialmente en la de drenaje; la sobreexplotación del acuífero provoca hundimiento y fracturamiento de suelo, lo que incide directamente en la ruptura de las redes hidráulicas.
Lo más grave es que no existe un programa de sustitución de drenaje, similar al programa de sustitución de red de agua potable. Mientras que en materia de agua potable se han cambiado cerca de 3,000 kilómetros de red, en un esfuerzo sostenido de 20 años, en contraste en materia de drenaje, sólo se atiende de manera reactiva, cuando se presenta algún socavón.
El reto para el Gobierno de la Doctora Claudia Sheinbaum y especialmente para quien designe al frente del Sistema de Aguas de la Ciudad de México es el de modificar gradualmente el modelo de gestión del agua al mismo tiempo que genera presupuesto importante para rehabilitar la infraestructura existente, antes de que alguna tragedia se presente y se responsabilice a su gobierno de un hecho que se fue gestando a lo largo de varias decadas. Sin duda será una lucha contra reloj.
Esperamos ver desde el primer año un programa muy intenso de sustitución y mantenimiento de la red hidráulica, de lo contrario sólo se estarán atendiendo las emergencias, sin darle solución al problema real y poniendo en riesgo la vida de las personas.
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