El empoderamiento de Sheinbaum

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, inició la década con la estrategia de retomar los hilos de la gobernabilidad en la capital del país y en ayudar al presidente Andrés Manuel López Obrador a conducir el desastroso proceso de la renovación de la dirigencia nacional de Morena.

Por ello, no vale la pena distraerse con nimiedades como aquello de si sustituye al sastre con clips de su oficina.

En el caso de la CdMx, la Jefa de Gobierno mantuvo un descontrol en el Congreso capitalino pese a que su partido tiene mayoría debido a que tomó malas decisiones en la designación de las coordinaciones y las vicecoordinaciones desde su inicio, y mantuvo distancia en el conflicto perenne.

El resultado fue negativo para la CdMx y su gobierno porque los legisladores perdieron tiempo valioso destinado a cumplir con los mandatos de la Constitución capitalina y se dedicaron a pelear plazas, nombramientos y recursos públicos. 

Desde el inicio de su gobierno hasta la fecha, el Congreso, que debería de ser un Poder que fortaleciera su gestión, fue un lastre. Sólo basta ver la serie de leyes mal hechas y observaciones que tuvo que mandar en cada periodo ordinario.

Ante este escenario, Sheinbaum metió un enfrenón en el Congreso y ordenó su ajedrez. Para ello, sentó a la bancada sin ningún interlocutor y les leyó la cartilla mostrando molestia por la ambición vulgar que han demostrado los diputados en el manejo de los recursos del Poder legislativo y en órganos autónomos como la Auditoría Superior de la CdMx, en manos de José Luis Rodríguez, donde se repartieron plazas al puro estilo del PRD.

El ajuste implicó que ordenara la renuncia de las direcciones generales que se otorgaron a personas afines a diputados como Ricardo Ruiz, Valentina Batres y Carlos Hernández Mirón, y de paso que hicieran un recorte de 400 millones de pesos a su presupuesto para la Universidad de la Salud.

Con el reacomodo Sheinbaum tomó las riendas del Congreso capitalino, ahora falta que sus pupilos la respeten, porque una cosa es la reforma y otra su implementación. En Morena ya hay mucho desgaste y pleitos irreconciliables.

Sin embargo, la probabilidad de que la respeten es mayor porque de manera sigilosa, Sheinbaum logró meter mano al interior de la dirigencia nacional para poner al frente a uno de sus leales: Alfonso Ramírez Cuellar.

Con esa jugada, aunque va a los tribunales, Sheinbaum logró empoderarse en el partido donde la veían disminuida al no incidir en la dirigencia de la CdMx que se adueñó Martí Batres.

Empero, su cercanía con López Obrador le permitió rebasar por la izquierda a los grupos antagonistas de Morena y ahora el control está en sus manos, lo que será clave para el futuro del nuevo líder de Morena que será quien reparta las candidaturas en 2021.

El movimiento no cayó nada bien en las filas de Marcelo Ebrard ni de Ricardo Monreal porque les dejó ver que sigue fuerte en las encomiendas del primer Moreno de México.

Confiemos en que el control del partido le servirá para contener a sus rebeldes y retomar la gobernabilidad en la CdMx que esa sí pende no de alfileres sino de unos cuantos clips.

NOCAUT. Valentina Batres quedó noqueada al azuzar a sus compañeros del Congreso capitalino para lograr la revuelta tras la renuncia de Ricardo Ruiz. En su juego perdió la vicecoordinación aunque hay quien piensa que seguiría operando a través de la nueva coordinadora, Martha Ávila, pero eso es un volado. ¡Abrazos, no periodicazos! 

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