El drama de Sheinbaum y el 2024

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- En las primeras horas del 7 de junio pasado, cuando el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) confirmó en los conteos rápidos el triunfo de la alianza PRD, PAN, PRI en nueve alcaldías, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), Claudia Sheinbaum, entró en cólera y soltó el llanto.

Acto seguido dio dos instrucciones a sus colaboradores cercanos, la primera, fue a su secretario de Gobierno, José Alfonso Suárez del Real y la Fiscalía General de Justicia capitalina para tener listo el primer avance del peritaje del colapso de la Línea 12 del Metro e inculpar a Marcelo Ebrard. La segunda, a su consejero Jurídico, Néstor Vargas, para retener la alcaldía de Xochimilco que estaba declarada en empate técnico y ya la logró sumar a Morena y pelear en tribunales su bastión, Tlalpan.

La Jefa de Gobierno sabía en ese momento que la derrota era estrepitosa y sepultaba su aspiración a la presidencia en 2024 porque no había buenos resultados para rendirlos ese lunes frente a su mentor, el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En el primer peritaje del colapso de la Línea 12 del Metro es evidente la mano de Suárez del Real, quien tuvo acercamiento con su ex jefe Joel Ortega, el ex colaborador de Ebrard y director del Metro con Miguel Ángel Mancera.

La trama presentada hoy por Sheinbaum confirma la tesis de Mancera en torno a que la Línea Dorada era un peligro para los usuarios y que fue correcto su cierre más de un año. Hay que tener claro que en el sexenio de Mancera se unieron fuerzas y varios intereses para exiliar a Ebrard de la política, ya que quería erigirse como cabeza de la oposición al gobierno del priísta Enrique Peña Nieto.

Esos mismos grupos tienen hoy temor del regreso de Ebrard porque saben que su platillo favorito se sirve frío y es la venganza. Por eso hoy la carga de la prueba está en Ebrard y la disputa intestina en Morena le abre un gran paso a la oposición para retomar el poder en 2024. 

Se vive la transición del poder en México y pasa por la CDMX, que es la caja de resonancia del país. La carrera presidencial es muy adelantada y se van a dar alianzas increíbles para lograr la silla presidencial. Aunque Sheinbaum en su arrebato no ha calculado que trastoca al poder económico, uno de los principales actores en el juego del poder que no necesariamente ponen, pero sí vetan. 

Lo lamentable en el caso de la Línea 12 es que las víctimas pasaron a segundo termino y hoy la apuesta es el lodazal porque se confirma que el peritaje es de quien lo paga y que cuando la política entra por la puerta principal, la justicia sale por la puerta trasera. 

La catarsis 

El pasado domingo, una semana después del descalabro de Morena en la CDMX, la jefa de Gobierno reunió a todos los actores de Morena, alcaldes, diputados, locales y federales, senadores  y dirigentes partidistas para “analizar las causas de la derrota”.

Reunidos en el emblemático Salón Los Ángeles, en la demarcación Cuauhtémoc, que ya no gobernará Morena, se dieron cita ganadores y perdedores.

En política la forma es fondo y ahí estuvo el dirigente estatal de Morena, Héctor Ulises García Nieto, quien se dedicó sólo a pasar el micrófono.

El acuerdo era que la voz la tomara un diputado local, un federal, un senador, un alcalde, un dirigente y la Jefa de Gobierno.

Pero como en Morena no hay mando habló José Luis Rodríguez para hacer un balance frío, a una horas de que el IECM lo echara de la lista plurinominal. Luego se animaron tres alcaldes, dos ganadores, Clara Brugada, alcaldesa en Iztalapa, y Armando Quintero, en Iztacalco; y el perdedor Vidal Llerenas. Brugada, quien perdió distritos locales y federales secundó la hipótesis de la campaña negra de la “derecha”. Quintero sin autocrítica fanfarroneó como es su estilo. Llerenas hizo un mea culpa, pero dejando ver que las bases del partido lo abandonaron y por ello se explica que sí ganó Nancy Nuñez, de los puros, en el distrito 3 local.

De los federales sólo hablaría Aleida Alavez, quien fue ecuánime en el discurso y se mantiene como un liderazgo sólido en Iztapalapa, sin embargo, quien arrebató el micrófono fue un dolido Javier Hidalgo, quien quedó sepultado por Margarita Zavala, y para él la derrota fue culpa de la derecha financiada por Claudio X. González, sin una pizca de autocrítica.

El senador que no estuvo presente fue Ricardo Monreal, el ganador de la contienda interna de Morena, empero ahí estaba Martí Batres, aliado de Sheinbaum, quien advirtió de forma lapidaria que uno de los errores es que no hay liderazgo ni dirigencia estatal de Morena. 

La secretaria general de Morena, Citlali Hérnandez, no tenía mucho que abundar después de admitir que le falló a López Obrador y a Sheinbaum, quien no reparó más que en tragarse el sapo frente a su manada moralmente derrotada de la que se hizo a un lado también Mario Delgado.

NOCAUT. La UNACDMX conformada por los ocho alcaldes de la alianza ganadora en la CDMX el 6 de junio pasado es el principio del equilibrio de poderes que habrá en la capital del país, donde Sheinbaum ha perdido el rumbo. ¡Abrazos, no periodicazos!  

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