El día después del 6 de junio

Ciudad de México.- En las elecciones del 6 junio se disputa mucho más que 15 gubernaturas y la mayoría en la Cámara de Diputados. Está en juego la gobernabilidad del país, porque la polarización y la confrontación impactarán directamente el día después.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, está metido de lleno en las elecciones, así lo reconoció. Bajo el pretexto de que es el “guardián” de la democracia, denuncia supuestos “fraudes electorales” de sus adversarios.

Señaló directamente al candidato del PRI-PRD al gobierno de Nuevo León, Adrián de la Garza, por entregar la “Tarjeta Rosa”, sin reparar que abanderados de su partido, Morena, también prometen apoyos económicos.

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Clara Luz Flores, su candidata al gobierno del mismo estado, ofrece la “Nuevo León”, pero a ella no la balconea desde Palacio Nacional, porque la justicia presidencial es selectiva.

La Fiscalía General de la República (FGR) entró, por órdenes del propio López Obrador, a la arena electoral. Es bien sabido que esa institución “autónoma” es uno de los brazos ejecutores de las venganzas del Presidente. El otro es la Unidad de Inteligencia Financiera.

Flores cayó en un tobogán por mentir respecto a su encuentro con el fundador de la secta NXIVM, Keith Raniere, que negó, pero luego se supo, por un video, que sí tuvo una entrevista con ese personaje. 

Sus mentiras las llevaron del primer lugar en las encuestas hasta el cuarto sitio. Por eso ahora la FGR, a través de la Fiscalía Especializada de Delitos Electorales, investiga al priista, así como al aspirante de Movimiento Ciudadano, Samuel García. Van por los punteros.

El objetivo presidencial es sacarlos de la contienda para que Clara Luz Flores pueda ganas por “default”, propio de regímenes autoritarios que desprecian la democracia.

Es alarmante el nivel de polarización que impulsa el presidente López Obrador, a quien no le importa violar la Constitución y la legislación electoral con tal de imponer a sus alfiles en los gobiernos estatales que le aseguren lealtad a ciegas.

Nadie está pensando en el 7 de junio. Como están las cosas, no habrá posibilidad de reconciliación y el apaleado será el país.

 

 

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