El desprecio de Biden

Ciudad de México.- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, informó que su primera llamada con un mandatario extranjero será con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, con quien su antecesor, Donald Trump, tuvo una relación áspera que derivó en un enfriamiento en la relación entre ambos países.

Mientras, el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien es el presidente de su otro socio comercial, no fue tomado en cuenta en esos acercamientos por parte del demócrata.

El tabasqueño minimizó el desprecio de Joe Biden. Dijo que ya había tenido comunicación, el pasado 19 de diciembre, con el ahora presidente de Estados Unidos, y “no hay nada que sea urgente”, justificó.

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Sin embargo, la falta de comunicación entre los presidentes de Estados Unidos y México debe leerse con cuidado. Biden debe tener presente el apoyo que López Obrador dio a Trump durante la campaña y su negativa de reconocerlo desde el primer momento, como sí lo hicieron otros líderes mundiales.

El mandatario mexicano dijo también que la nueva administración de Estados Unidos destinará alrededor de 1.9 millones de dólares en apoyo a la economía estadounidense y que eso ayudará a la mexicana, pues en aquel país viven 38 millones de mexicanos.

Es decir, López Obrador sigue apostando a que la economía de Estados Unidos empuje a la mexicana en lugar de implementar programas que detonen la economía nacional.

Sigue pensando que las remesas que envían los millones de mexicanos que radican en Estados Unidos deben ser el impulso a la economía, porque su gobierno es incapaz de salvar a las micro, pequeñas y medianas empresas que están quebrando por la falta de apoyos.

El presidente cree que encerrado en Palacio Nacional y rodeado de colaboradores que temen hacerle ver lo erróneo de sus decisiones es como México va a solventar las crisis de salud, económica y de seguridad.

No esperan años difíciles. Con un hombre que se niega a rectificar el rumbo y cuyas decisiones solo contribuyen a que miles de familias pierdan a sus seres queridos por la Covid, y sus empleos, por una política económica diseñada para ganar elecciones.

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