El derecho de las mujeres a decidir

Ciudad de México.- Júbilo en países de América generó la decisión del Senado argentino para despenalizar el aborto.

El presidente Alberto Fernández se comprometió en campaña consolidar el anhelo de muchas mujeres y cumplió.

En nuestro país la decisión provocó reacciones favorables de movimientos pro aborto; sin embargo, no hubo un posicionamiento del gobierno mexicano ni tampoco de las mujeres de izquierda que ahora están en el poder. 

Es claro que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no está a favor y, por tanto, no sucederá en su sexenio lo mismo que en Argentina.

Si el mandatario mexicano no lo ordena, sus bancadas en las Cámaras de Diputados y Senadores no moverán un lápiz.

Tomando en cuenta que Morena y sus aliados tienen amplia mayoría en el Congreso, la actual Legislatura hubiera sido propicia para impulsar la interrupción legal del embarazo. 

López Obrador, en estos primeros años, dio prioridad a su agenda legislativa para acabar con todo lo que hicieron gobiernos anteriores, sin importar si esos programas daban buenos resultados. Pero nada sobre el aborto.

En tiempos de campaña será imposible tener una discusión de esa envergadura. Nadie va a querer cargar con el costo electoral que esa decisión podría tener en las urnas.

El derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo debería ser ley. 

Hasta hoy, en México solo dos entidades han aprobado la interrupción legal del embarazo en las primeras 12 semanas: La Ciudad de México, en 2007, y Oaxaca, pero a nivel federal el tema está prácticamente vetado.

El Estado debe garantizar que esa decisión corresponda única y exclusivamente a las mujeres.

Nuestro país debe sumarse a la marea verde que ya inunda gran parte del mundo. Latinoamérica es la más atrasada. Si bien es un debate ríspido, no es nuevo. En México se han abierto foros de discusión y todos los gobiernos terminan por evadir el tema.

En la tierra del Papa Francisco se aprobó la despenalización de la interrupción del embarazo. 

Y en México, un país gobernado por una izquierda que parece y actúa como de derecha, no hay indicios de que se vaya a abrir un debate.

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