El PRI, el gran perdedor

Ciudad de México.- El PRI fue por segunda elección consecutiva, el gran perdedor. No ganó nada. Por el contrario, perdió todos los estados que gobernaba (ocho) y su crecimiento legislativo es mínimo.
 
Los dirigentes de ese partido podrán argumentar que su bancada en la Cámara de Diputados será menos pequeña que la actual y que ganó, gracias a la coalición, algunas alcaldías de la Ciudad de México. Falso, el único priista que ganó fue Adrián Rubalcava en Cuajimalpa.
 
La “recuperación” que tuvo el Revolucionario Institucional en número de diputados no se debe al trabajo de la dirigencia o del propio partido, sino a la respiración de boca a boca que le dio Acción Nacional. De no ser así, el resultado hubiera sido de un dígito.

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Eso debe hacer reflexionar al priismo. Después de detentar el poder 70 años y recuperar la presidencia luego de 12 años del PAN, el PRI repite como tercera fuerza política, gracias al trabajo de una dirigencia más ocupada en verse en el espejo.
 
La dirigencia de Alejandro Moreno quedó maltrecha. Presidir un partido con una camarilla, marginando a otros liderazgos, le dio nulos resultados al llamado Alito, quien después de presumir el “triunfo” en alcaldías de la CDMX se fue a esconder.
 
El PRI perdió todo. Gobernaba ocho estados en los que hubo elección y en todos salió derrotado: Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Colima, Campeche (tierra de Alito), Tlaxcala y Zacatecas
 
Moreno Cárdenas debería presentar su renuncia por los pésimos resultados, pero no lo va a hacer, porque el poder, en su caso, pesa más que la dignidad y la vergüenza.
 
¿Qué pensarán aquellos liderazgos que Alito ha aplastado, como el senador Miguel Ángel Osorio Chong?
 
Quizá sea el momento adecuado para que el exsecretario de Gobernación salga de su escondite y comience a dar la pelea, dentro de su partido, pero también hacia afuera. Si tiene alguna aspiración para el 2024, Osorio tiene que meterse ya a la contienda.
 
Y si el PRI quiere sobrevivir, tendrá que deshacerse de Moreno Cárdenas, aunque este tiene el control absoluto de los órganos de decisión partidista.
 

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