El Guero Palma: la libertad y las guerras

Ciudad de México.- Pocos narcotraficantes han experimentado, con tal intensidad, los excesos de un negocio en el que la violencia es la ley. Héctor El Güero Palma Salazar describe ese mundo de dinero e historias turbias que se desarrollaron en los años noventa, cuando la rivalidad entre bandas delincuenciales dio inicio a una barbarie que no termina. 

Rafael Clavel Moreno, un abogado venezolano, se infiltró en el entorno del líder del Cártel de Sinaloa en una operación de largo aliento, tanto así que hubo tiempo para que se casara con Minerva Palma, hermana del capo sinaloense.

Clavel Moreno en realidad trabajaba para los jefes del clan en Guadalajara y tenía la misión de recuperar millones de dólares extraviados o no reportados.

Clavel Moreno sedujo a Guadalupe Leija, la mujer de Palma Salazar y la convenció de huir, con dos millones de dólares a San Francisco, California. Leija aceptó y se llevó con ella a sus dos hijos pequeños. Se desató el infierno.

Una vez que tuvo en sus manos el dinero, el litigante venezolano  asesino a Leija, decapitó el cuerpo, y envió, en una caja, las dos manos. El destino del paquete era la casa de El Güero Palma, para que no quedará duda de que se trataba de una venganza.

El drama no concluyó ahí porque Clavel Moreno se llevó a los pequeños Palma Lieja a Venezuela y ahí, en San Fernando, los arrojó a un barranco de 150 metros de profundidad. Los niños tenían cuatro y cinco años de edad. La furia no se hizo esperar y enviados del cártel de Sinaloa lograron que el perpetrador acabara detenido.

En su celda, el asesino se “suicidó”.  Los forenses descubrieron que el cadáver no tenía uñas, porque fueron arrancadas de pies y manos, antes de morir.

El Güero Palma y su socio, Joaquín El Chapo Guzmán, entraron en un conflicto duro e inapelable con los capos de Guadalajara y con los hermanos Arellano Félix de Tijuana.

Esa ruptura cambió la estructura de los cárteles y rompió con la cierta paz en la que se desenvolvía la producción y trasiego de drogas hacia Estados Unidos.

Se colocaron bombas, como la del hotel Camino Real en Guadalajara o se desataron balaceras como en la discoteca Christine en Puerto Vallarta. Se utilizó un coche bomba en Culiacán y se planearon decenas de celadas.

Muchos jefes morirían en las siguientes décadas, entre ellos Ramón Arellano Félix.

Al Güero Palma le notificaron, este sábado, que pagó su condena por lo que respecta a los delitos federales por los que se le detuvo en en 1995 y que inclusive lo llevaron a purgar sentencia en la prisión de Atwater en California por algunos años. Las autoridades están cerciorándose de que no existan más casos pendientes en las fiscalías y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER) está en consultas con Estados Unidos para indagar si no existen requerimientos, pero parece que obtener la libertad solo será cuestión de tiempo.

 

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