Diferenciar masacres

Ciudad de México.- Vaya explicación la de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para diferenciar la masacre en el poblado Los Tres Portones, donde se encontraron 19 cuerpos calcinados, con la de 2010, en San Fernando, ambas en Tamaulipas.

La funcionaria rechazó el posicionamiento de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos que comparó las dos masacres.

La explicación de Sánchez Cordero es una simpleza. Argumenta que no es igual porque “todos los días, a partir de que sucedió este evento (Los Tres Portones), hemos estado en el Gabinete de Seguridad viendo los avances que se tienen sobre esta situación.

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“Y te puedo decir con mucha seguridad que se ha avanzado muchísimo, que tenemos mucha información…, si me permites no dártela en este momento porque tú sabes perfectamente que estas investigaciones tienen que llevarse a cabo en la mayor de las secrecías”.

¿Dónde está la diferencia? ¿En tener mucha información? Eso no les sirve a los familiares de las víctimas (aparentemente guatemaltecas), quienes esperan, primero, la confirmación de que sí son sus familiares y, segundo, justicia.

Las reuniones matutinas del Gabinete de Seguridad son inútiles y este caso lo confirma. La titular de Gobernación mostró su disgusto porque la ONU comparó esta matanza con la de San Fernando, pero no así por la violencia y la saña con que asesinaron y calcinaron a estas 19 personas.

La especialidad de este gobierno es minimizar las cosas. “No somos iguales”, dicen. Y no, no son iguales. Siempre evaden, mienten y mientras menos se hable de la violencia que vive nuestro país, mejor.

“No es un San Fernando”, afirmó Sánchez Cordero y ella misma preguntó ¿por qué? “Porque estamos avanzando en la investigación de manera contundente”. Pero evitó dar más información con el pretexto de la secrecía de las indagatorias. Ah, “y no va a haber impunidad”. Veremos.

Y mientras el gobierno mexicano se empeña en ser diferente, los familiares de las víctimas lloran a sus muertos a quienes no volverán a ver porque sus cuerpos fueron calcinados.

Así transcurre el sexenio, con pretextos, mentiras y siempre mirando hacia atrás.

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