Ciudad de México.- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, amanecerá enojado y echará lumbre en la conferencia matutina. El Instituto Nacional Eletiral (INE) confirmó la cancelación de la candidatura a su protegido Félix Salgado Macedonio.
Se avecina un conflicto político-electoral y el mandatario y su partido, Morena, recrudecerán su campaña para destrozar al órgano electoral. Eso sucederá hoy a partir de las siete de la mañana.
López Obrador está metido hasta el cuello en el proceso electoral. No respeta la ley, porque la ley y la democracia es él.
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Los morenistas querrán desangrar de una vez por todas al INE. Ese también es el deseo del mandatario mexicano, quien ayer se pronunció por la renovación total del Instituto.
Además, en esa tarea de destrucción piensa en un andamiaje administrativamente más pequeño. Podría tener la tentación de regresar la organización de las elecciones al gobierno federal, lo que perpetuaría a Morena en el poder.
Salgado Macedonio ya amenazó a los consejeros del INE de irlos a buscar hasta su casa, aunque luego se haya arrepentido. Movilizará a su gente y buscará evitar las elecciones en Guerrero, advirtió.
El dirigente formal de Morena, Mario Delgado, dijo que eso no constituye una amenaza. “Saben cómo es Félix de dicharachero”. ¿Si fuera elegible gobernaría de manera dicharachera? Eso sí sería un peligro para Guerrero.
López Obrador dijo que no le tiene confianza al INE. Con esa declaración es inminente que la guerra contra el órgano electoral apenas comienza. Después del 6 de junio presentará una iniciativa para acabar con el arbitraje electoral. Al fin ya se autonombró “guardián de la democracia”.
Si en la elección no gana la mayoría, podría promover un periodo extraordinario para que antes de septiembre destruir al INE y pueda hacer con la democracia lo que le dé la gana.
Sus partidos –Morena, PT, Verde y PES—le seguirán el juego, al fin solo son marionetas de Palacio Nacional. Destruir la democracia es el objetivo porque quieren perpetuarse en el poder.
Ni Félix Salgado Macedonio –un personaje acusado de violación sexual—ni el propio Presidente valen lo suficiente para destrozar lo que costó sangre y vidas construir: la democracia.
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