Demócratas de izquierda

Ciudad de México.- Vivimos tiempos de oscuridad. Las certezas del pasado desaparecen y resulta necesario reinterpretar las aspiraciones sociales. La profunda desigualdad mexicana se manifiesta en todos los campos. Ha dejado de ser patrimonio de una clase social, ideología o partido, para convertirse en indicador de la calidad de la intervención democrática en una sociedad.        

La profunda crisis económica y el creciente malestar social hacia una incompetente clase política definen el momento presente. Incluso la CEPAL en su reporte 2018, dedicado al estudio de “La Ineficiencia de la Desigualdad”, sostiene que en nuestras sociedades la desigualdad ha aumentado clausurando los espacios de la igualdad de medios, oportunidades, capacidades y reconocimiento. En este escenario de mayor pobreza y exclusión social, los proyectos de izquierda se dividen; de un lado, aparece una izquierda mesiánica que interpreta una comunidad fastidiada que anhela la llegada del salvador, y del otro, los demócratas de izquierda que impulsan una creativa conjunción entre los valores de libertad, tolerancia y justicia social.

El mesianismo aparece como una teología política que se manifiesta por medio de la fe, la esperanza y la llegada de tiempos nuevos.

Representa diferentes doctrinas y movimientos referidos a la salvación articulados alrededor de una figura carismática. La etimología grecolatina del término mesías, permite traducirlo como “el Ungido” y aunque procede de la realeza del Antiguo Oriente, fue bajo el judaísmo cuando adquirió un papel central porque originariamente, de acuerdo con la Biblia, se refería al rey de Israel durante su ceremonia de investidura, en la que: “la unción atraía al Espíritu divino hacia el rey, dotándole de la fuerza necesaria para velar por su pueblo”. Mediante ella se consagraba al rey y se le investía de divinidad para llevar a cabo su tarea como gobernante. Con el tiempo, el término dejó de designar a un personaje histórico concreto y pasó a referirse a un personaje desconocido, por venir.

De la confianza, se pasó a la esperanza. Heredera del síndrome de la impotencia, del complejo de la derrota, marginada de los procesos de toma de decisiones e incapaz de articular un proyecto político alternativo, la izquierda mesiánica confía todo al líder supremo.

Los demócratas de izquierda, por su parte, desarrollan una sistemática crítica reformadora de la sociedad para sustituir a la clase dirigente. Buscan superar las deficiencias del gobierno representativo para acentuar la dimensión ciudadana, abordando la integración normativa de sociedades crecientemente plurales.

El profesor Roger Bartra acertadamente señala: “la izquierda mexicana ha quedado sepultada bajo el peso de sus torpezas y sus incoherencias. Podemos no obstante descubrir sus restos en tres espacios políticos: en el PRD, su lugar tradicional; en los intersticios de Morena; y en las franjas infrarrealistas. La izquierda con una vocación reformista y socialdemócrata sobrevive con dificultad en el PRD”. Y tiene razón. Que este partido se haya aliado electoralmente con fuerzas de diferente signo ideológico, abanderando las propuestas de reformar a fondo el actual régimen político, representa una opción para impulsar un cambio capaz de concretizar un programa de profundas renovaciones de la economía, la sociedad y el Estado.

Los demócratas de izquierda simbolizan la construcción de una alternativa de futuro, así como una victoria contra el extremismo, el sectarismo y el mesianismo.

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@isidrohcisneros

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