Ciudad de México.- Morena se pudre rápido. La encuesta que según levantaron para elegir candidata al gobierno de Guerrero no tuvo rigor metodológico. Fue una trampa solo para validar internamente a Evelyn Salgado Pineda.
Quizá la hija de Félix Salgado Macedonio gane la elección del 6 de junio, pero el costo a nivel nacional para Morena será fuerte. Elegir, primero, a un presunto violador, y luego a la hija de este, no es un buen augurio para ese partido.
En Morena la única democracia que conocen es la que impone. Lo traen en su ADN. Su líder real no escucha, no pregunta, no consulta, solo impone su voluntad en el partido y en el país, aunque los lleve al naufragio.
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Así actúan todos en ese partido. El dirigente formal, Mario Delgado, solo es el instrumento para operar las instrucciones que le envían desde Palacio Nacional y ahora obedece ciegamente a Salgado Macedonio, quien impuso a su hija como candidata.
El senador con licencia no ha dejado de amenazar a las autoridades electorales. Ya advirtió que la del 6 de junio será la última que organice el Instituto Nacional Electoral (INE), y con su tradicional fantochería amenazó al INE y al Tribunal Electoral: “Me los voy a chingar y bonito”.
Así es como conciben la democracia los morenistas. Para ese partido la única opción posible es la que los ayude a mantenerse en el poder, aunque sea con mayorías parlamentarias ganadas a través de burlarse de la ley.
En Guerrero se impuso el nepotismo. Salgado Macedonio le heredó la candidatura a su hija, quien no tiene experiencia en el sector público. Quienes podrían pagar un precio alto por las imposiciones de Morena serán las y los guerrerenses si el 6 de junio gana Salgado Pineda.
Improvisar candidaturas por la obsesión de imponer un cacicazgo en una entidad nunca será un buen experimento. Morena pagará electoralmente el circo que armó en Guerrero con una candidatura producto del nepotismo partidista.
Salgado Macedonio gobernará tras bambalinas y regresará al Senado. No podría haber un mejor escenario para un hombre acusado de violación, pero protegido desde lo más alto del poder en México.
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