Construye ex perredista al nuevo PRI  

Ciudad de México.-  Ex perredista converso, forjado en una de las tribus más radicales del Partido de la Revolución Democrática (PRD)  como lo es la Izquierda Democrática Nacional (IDN), y bajo la tutela de René Bejarano, Adrián Rubalcava el jefe delegacional en Cuajimalpa, es consciente del papel que juega ahora en el partido que de joven denostó y combatió: el PRI, y ante el proceso electoral de este año asegura enfático: «En el partido no hay más cabida para las decisiones verticales».

Adrián parece un «junior» como cualquier otro; pero aunque la imagen lo pinta de cuerpo entero como esa clase de políticos jóvenes que ven a la política como un «hobbie» para rodearse de mujeres en el «antro», este delegado sabe que es el único líder dentro del PRI con poder político real en la Ciudad de México.

En cuestiones de la política nada está escrito y a veces las circunstancias nos sorprenden. Hace casi 30 años el PRD surgió de la militancia critica del PRI. Ahora, un ex militante que contribuyó a la construcción del PRD pretende crear la nueva cara del PRI en el Distrito Federal.

La tragedia de hace algunos días originada por la explosión de una pipa de gas en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa puso a prueba ese liderazgo. Rubalcava supo tomar desde el principio las riendas para asumir el control siniestro y mostró una afinidad poco vista en los priistas tradicionales para trabajar con gobiernos opositores. Pese a la presencia del presidente Enrique Peña, del jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera y de «su amigo personal», Miguel Ángel Osorio Chong, Adrián Rubalcava no mostró subordinación, como sucedía antes.

Así es Rubalcava, un joven que actúa y expresa con firmeza sus ideas renovadoras,  pero que no escapa de los defectos de los políticos. Sin pena alguna por llegar a una cita con casi dos horas de retraso a una cita, este priísta con apenas cuatro años de militancia en el tricolor describe el escenario político de 2015 como una oportunidad para la renovación de su partido.

Un circo de tres pistas que ubica a los priistas de rancio abolengo en un lado, a los revanchistas del Movimiento Territorial por el otro y a un tercer grupo, más conciliador y que él mismo encabeza  y que busca integrar en un sólo bloque a los mejores cuadros de los otros grupos.

Este trabajo -según cuenta- comienza a dar frutos. Sonriente y satisfecho de haber logrado su primer objetivo que era volver a sentar en una misma mesa de negociación a los dos grupos antagónicos de su partido, el jefe delegacional plantea expectativas que extiende para el 2018.

Por el momento, Rubalcava se enfrenta a una reconstrucción más inmediata: la de la tranquilidad de sus vecinos para que no se repita una tragedia como la del 28 de enero y con la ayuda del Presidente Enrique Peña reconstruir el hospital. Después, deberá seguir trabajando en la de su partido.

Al delegado se le pregunta cómo recuperar al PRI que por más de 14 años se ha desdibujado del contexto político de la ciudad. Su respuesta es directa, no divaga y fijando sus ojos de lince en el reportero lanza una mirada que impacta: «Vengo con un ánimo de construcción, no de división  y quien los convoca soy yo».

Del pasado reciente no habla mucho, sólo reconoce que por años la fórmula de la confrontación y el «dedazo» para definir candidatos a cargos de elección dañó a los nuevos cuadros que se forjaban dentro del PRI y que se fueron alejando del partido por esa tradición del verticalismo político.

Esa fórmula reconoce que fue la misma que le hizo dejar al PRD en el 2012. La designación de candidatos por cuotas a tribus lo hicieron a un lado, y su padrino político -Bejarano- lo dejó fuera por priorizar una alianza con el gobierno de Marcelo Ebrard para Cuajimalpa. Al final de cuentas, ganó la delegación en 2012 con el capital político que nunca dejó de atender desde 2009 en que se quedó a sólo 300 votos de ganarle al panista Carlos Orvañanos.

La fórmula que empleará ahora no será distinta, según explica.

«Es aplicar la estrategia de darle un poco de juego a la gente que está empujando duro desde adentro. No se trata de imponer candidatos, sino de saber escuchar, aprender a darles un espacio a los que vienen de atrás y que pueden ser del grupo de María (de los Ángeles Moreno) o de Cuauhtémoc (Gutiérrez de la Torre)  y que si al final, en un diálogo abierto es el mejor cuadro, pues todos vamos con él», dice.

Esa es su fórmula para reconstruir al PRI desde adentro, pero en la búsqueda de recuperar la presencia del partido en el DF, también deberá construir  militancia hacia afuera y conseguir el voto que les dé mayores espacios de decisión en la capital.

En ese sentido, el político de apenas 38 años sugiere de nuevo su metodología y su doctrina que le ha generado la aceptación de sus gobernados: trabajar en la reconstrucción del tejido social a través de un re posicionamiento de los «valores espirituales y morales» .

«Suena raro, ¿verdad?», dice antes de explicarse. Rubalcava asegura que la gente no acude a los mítines por recibir una despensa, o un pago en dinero  para acompañar al candidato. Asegura que mientras más cerca se está de las emociones y los sentimientos de la gente, los electores se sienten más identificados y confiados.

«Si leen el discurso de mi informe verán que no les relato cifras, números o programas alcanzados. Yo hablo de anécdotas, de historias de la gente, porque a la gente le gusta escucharse y que la tomen en cuenta, es un valor espiritual lo que buscan».

Al hablar de otros partidos, el delegado asegura que tiene una visión constructiva y no de confrontación. Recuerda que como candidato a la demarcación siempre se refirió al PRD de manera respetuosa y nunca cayó en contradicciones al hablar de trabajar junto al gobierno de la capital. Aunque la pasión no lo controla y al final termina por criticar la política de odio que enarbola Morena y su líder Andrés Manuel López Obrador, un ex priísta y ex converso a perredista.

Al caer la noche Adrián Rubalcava se relaja y se sincera. Sus críticas hacia el partido que lo cobija son sólo dos: la falta de organización interna y la ausencia del trabajo territorial.

De un modo muy particular, define a su partido como una alternativa política que carece de estructura, la cual aún no se define y quizá por ello, sus expectativas son limitadas, pero su franqueza le hace cerrar la conversación con una idea que deja en firme: el objetivo no es el 2015, estamos aquí trabajando para recuperar al DF en el 2018 y llegar a la Jefatura de Gobierno. Punto.

https://www.youtube.com/watch?v=Ya3DS8_Vco0

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