Comienza 2021

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- El año electoral de 2021, que comenzaría en septiembre, está en marcha y la línea la bajó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al dar pie a la propaganda contra sus opositores a quienes califican como los conservadores.

El jefe del Ejecutivo sin respeto a la investidura invitó a los mexicanos a ya definirse si están en su contra o en favor de la llamada cuarta transformación de México, porque su popularidad mantiene una tendencia a la baja pese al reparto de casi un cuarto del PIB, más de 500 mil millones de pesos en becas y apoyos sociales a los que menos tienen.

La popularidad de López Obrador se estima a la baja igual que el PIB y por esa razón la mejor fórmula es echar a andar la maquinaria electoral con propaganda aunque se burda como esa del supuesto Bloque Opositor Amplio (BOA), que suena divertido, hasta que se repara en que es el Presidente de México, quien está velando las armas.

Se juegan 14 gubernaturas en 2021 y la Cámara de Diputados, además de Congresos locales y alcaldías de la Ciudad de México (CDMX). Por ello, en el famoso BOA se inscribió a consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral y magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Una forma insana de blindar la derrota en las urnas.

La capital del país, al ser la sede de los Poderes, se volverá el terreno donde se resienta con mayor fuerza la batalla electoral en la que está metido el Presidente, pese a que la ley se lo impida. 

Por esa razón ha dado línea a los diputados de ponerse a trabajar en los distritos locales y andan de “verduleros” literalmente, vendiendo verduras a la población a bajo costo y repartiendo despensas supuestamente "donadas" pese a que la CDMX está en semáforo rojo y uno de los picos más altos de contagio de Coronavirus.

La vida de las personas en la epidemia del Coronavirus y su economía ha pasado a segundo término porque ya la mira está puesta en las elecciones intermedias donde ya se sabe que habrá nuevos partidos y traiciones desde el interior de Morena.

Sin embargo, un problema que acarrea López Obrador y no ha atinado resolver es la fractura de Morena como partido, que no tiene una dirigencia nacional sólida. La militancia de Morena se divide en figuras como la de su hijo Andrés Manuel López Beltrán, la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, el canciller Marcelo Ebrard y el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal. Es un mounstro de mil cabezas que se va a romper tan pronto se defina al nuevo dirigente y se tome la decisión de permitir la reelección.

La cuarta transformación nació con una base muy endeble porque ganó la Presidencia, pero no ha podido ganar el poder y el tiempo les juega en contra y por eso la estrategia es bélica, poner cara a los enemigos e ir por ellos para contener la derrota y si es inevitable insistir en que les jugaron a la mala como siempre lo han hecho.

Lo que que no han observado es que ese tipo de campañas funcionan en la oposición no desde el poder, donde se desgastan en cada una de sus acciones que van reflejando incongruencias como negar el uso de la fuerza y reprimir a jóvenes o como pretender pacificar el país y sacar a los militares a las calles. Se anticipó el 2021 con todo lo que lo implica, ya no hay gobernanza sino contienda abierta y se pronostica a navajazo limpio porque están azuzando al tigre y ya no hay quien lo contenga.

NOCAUT. En el Congreso de la CDMX la mayoría de veces se hacen las cosas sin todas las previsiones. El acelerar el regreso de sus trabajadores de base en la etapa más alta de contagios de Coronavirus ya cobró la vida de un trabajador adscrito al PAN. ¿Quién es el responsable de esa negligencia? ¡Abrazos, no periodicazos! 

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