Caravana de migrantes que ha enfurecido a Trump

Ciudad de México.- Una caravana de migrantes centroamericanos que provocó la ira del presidente estadounidense se encuentra en una arena deportiva en el sur de México, y pretende llegar a la frontera con Estados Unidos, al tiempo que Donald Trump volvió a amenazar a México con tuits.

“La gran Caravana de Gente desde Honduras, que está cruzando México y acercándose a nuestra Frontera de ‘Leyes Débiles’ debe ser detenida antes de llegar”, escribió Trump. “La fuente de beneficios del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) está en juego, lo mismo que la ayuda exterior a Honduras y otros países que lo permitan”.

La caravana que llegó a tener 1,150 personas o más se detuvo hace días en la población de Matías Romero, en el estado de Oaxaca.

El martes, los miembros del grupo _principalmente hondureños_ que venían marchando por los costados de caminos y vías de tren se detuvieron a preparar sus pobres desayunos con alimentos donados.

Funcionarios de inmigración les daban asesoría para solicitar visas mexicanas de tránsito o humanitarias.

Atascada por problemas logísticos, el gran número de niños y los temores de que la gente se enferme, el objetivo de la caravana era llamar la atención sobre la suerte de los migrantes y no estaba equipada para llegar a la frontera con Estados Unidos.

“Nunca habíamos visto una marcha de esta magnitud, es inmanejable”, dijo Irineo Mujica, director de Pueblo Sin Fronteras, el grupo activista detrás de esta reunión simbólica anual.

El martes, el grupo, integrado principalmente por hondureños, extendió mantas en las aceras entre edificios, campos deportivos y prados. Niños pateaban balones o jugaban con sus padres. Los adultos se agrupaban en torno de los enchufes para cargar sus teléfonos celulares. Un solo agente municipal vigilaba la escena.

Mujeres y niños revolvían pilas de ropa donada, mientras voluntarios echaban agua hervida en tasas que contenían café o sopas instantáneas.

El lunes, agentes de inmigración empezaron a tomar los nombres de personas interesadas en solicitar visas mexicanas de tránsito o humanitarias.

Unos 150 hombres se apartaron de la caravana el lunes y abordaron un tren de carga hacia el norte, probablemente con la esperanza de entrar a Estados Unidos.

Pero el resto de los migrantes difícilmente reanudarían la marcha antes del miércoles o jueves. Mujica dijo que unos 300 a 400 dicen tener familiares residentes en México y podrían pensar en seguir aquí, al menos temporalmente. Estas personas quizá subirán a autobuses que los lleven hasta el último punto del trayecto de la caravana, un simposio sobre derechos de los inmigrantes en el estado de Puebla, en el centro del país.

Las caravanas “Estaciones de la Cruz” se realizan anualmente en el sur de México desde hace unos 10 años. Comenzaron como procesiones breves de migrantes, algunos con ropaje bíblico y cargando cruces, como protesta de Pascuas contra los secuestros, extorsiones, golpizas y asesinatos que padecen muchos migrantes centroamericanos al cruzar México.

Las partes organizadas de las caravanas generalmente no sobrepasan el estado de Veracruz, sobre la costa del Golfo de México, pero algunos participantes, individualmente o en pequeños grupos, continúan en autobús o camión hasta la frontera.

Los eventos de este año aparentemente tuvieron más repercusión en Estados Unidos, y Trump ha emitido tuits que han enfurecido a México, que en años recientes ha detenido y deportado a cientos de miles de migrantes centroamericanos antes de que puedan llegar a la frontera.

“México hace muy poco, si no es que nada, para detener a las personas que cruzan a México por su frontera sur, y después a Estados Unidos. Se ríen de nuestras tontas leyes de inmigración. Deben parar el enorme flujo de drogas y personas, o yo pararé su fuente de liquidez, el TLCAN. ¡Necesito el muro!”, escribió Trump. “Con todo el dinero que ganan de Estados Unidos, esperemos que impidan a las personas que pasen a través de su país e ingresen al nuestro, al menos hasta que el Congreso modifique nuestras leyes de inmigración”, escribió Trump.

El secretario de Gobernación (Interior), Alfonso Navarrete Prida, rechazó esas exigencias.

“Actuamos con absoluta soberanía en el cumplimiento de nuestras leyes”, dijo el lunes Navarrete Prida. “Sí, desde luego actuaremos…. con estricto cumplimento de nuestra ley migratoria, sin presión alguna de país alguno”.

En un comunicado emitido el lunes por la noche, el gobierno de México indicó que unos 400 participantes en la caravana ya habían sido enviados de vuelta a sus países de origen.

“Bajo ninguna circunstancia el gobierno de México promueve la migración irregular”, se afirma en el texto de la Secretaría de Gobernación.

Hizo notar que México considera estas caravanas anuales como “una manifestación pública que busca llamar la atención sobre el fenómeno migratorio y la importancia del respeto a los derechos de los migrantes centroamericanos”. Al gobierno estadounidense se le ha informado totalmente de la situación, agregó.

La secretaría dijo también que, a diferencia con las caravanas realizadas en años anteriores, “en esta ocasión autoridades migratorias mexicanas han procedido, conforme a la legislación correspondiente, a ofrecer la condición de refugio en los casos en que así proceda”, pero insinuó que no depende de México evitar que la gente continúe hasta Estados Unidos para solicitar asilo.

“No compete a este gobierno ejercer decisiones migratorias de Estados Unidos o de cualquier otra nación, por lo que serán las autoridades competentes de la Unión Americana las que decidan, de ser el caso, autorizar o no el ingreso a su territorio de los integrantes de la caravana que lo solicitaran”, añadió.

Navarrete Prida conversó el lunes con la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen.

Nielsen tuiteó luego que la conversación se refirió concretamente a la caravana anual de migrantes. “Trabajando con funcionarios mexicanos de cara a la caravana extranjera anual ilegal. Explorando todas las opciones”, escribió.

México suele detener a centroamericanos, a veces en cifras que igualan a las de Estados Unidos. Las deportaciones de extranjeros bajaron de 176,726 en 2015 a 76,433 en 2017, en parte debido a que se cree disminuyó el número de los que llegan a México, y aumentó el de los que solicitan asilo en el país.

México aceptó 3,223 solicitudes de asilo efectuadas en 2016, y 9,626 presentadas el año pasado están en trámite o recibieron luz verde.

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