Capital militar

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- Desde que la izquierda llegó al poder en la Capital CDMX, en 1997, los habitantes de la Ciudad de México se deshicieron del temor que representan los militares en las calles.  

Tras las secuelas de 1968 y 1971, los grupos de izquierda que arribaron al poder juraron siempre tomar distancia de los militares, quienes en el viejo régimen fueron usados para reprimir. 

Ahora que la izquierda tomó el poder en México, ha caído en la encrucijada de seguir la militarización del país como los gobiernos de derecha y tras un mal manejo de la seguridad se llegó a lo que se creía imposible: la militarización de la CdMx.

La jefa de Gobierno de la CdMx, Claudia Sheinbaum, quien en su arranque de gobierno echó de las calles a los granaderos, por emular al militarismo que persiguió a la izquierda, ha quedado en un callejón sin salida, donde su última carta es usar a militares con coraza de “civiles” para frenar a la delincuencia que campea en la capital del país.

La semana pasada, el diario El Universal publicó su más reciente encuesta en la que la ciudadanía manifiesta su malestar por la estrategia fallida de Sheinbaum en materia de seguridad.

La caída de su popularidad, que ya habíamos adelantado en este espacio, ha sido estrepitosa al bajar 14 puntos en seis meses según la medición del diario nacional.

Vaya paradoja, ahora Sheinbaum que quitó a los granaderos recurre a las Fuerzas Armadas para dar seguridad a los capitalinos y ha tenido que hacer maromas en su discurso para salir al paso, pero en el fondo sabe que el daño está hecho.

Desde el gobierno del panista Felipe Calderón se sabe que los militares en las calles no contienen la violencia, sino la incrementan porque los criminales de la época tienen la infraestructura necesaria para enfrentarlos. En varios estados del país hay muestra de ello.

Sheinbaum se juega su última carta y la CdMx también, confiemos en que funcionará su estrategia y el daño colateral será menor, de lo contrario habrá fracasado Morena y la izquierda en su principal bastión.

La figura del gabinete  

El gabinete de Andrés Manuel López Obrador sufre del mismo mal que el de la Jefa de Gobierno: es pequeñito.

La diferencia es que en el de López Obrador por lo menos hay una figura que ha logrado destacar por su oficio político y parece una pequeña luz en la oscuridad.

El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard Casaubon, se vistió de luces con su presencia en la cumbre del G-20, donde se retrató con el verdugo de los mexicanos, Donald Trump y dialogó con el mandatario ruso Vladimir Putin.

López Obrador con su informe prematuro y en plaza pública dejó ver que está en campaña por su revocación de mandato y Ebrard, a quien no le gusta jugarle al tapado, ya dejó ver también que está en campaña, pero por la presidencia en 2024, lo que le mete más presión a Sheinbaum. La diferencia es que la Jefa de Gobierno va en picada, mientras no haga ajustes estratégicos en su gabinete.

NOCAUT. José Luis Beato, secretario de Desarrollo Económico de la CdMx, está apunto de que le avienten la toalla. Desde el inicio de gobierno, Sheinbaum no lo ha recibido en el Antiguo Palacio de Ayuntamiento. ¡Abrazos, no periodicazos!

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