CDMX a prueba

Ciudad de México.- A lo largo del siglo XX, México desarrolló una importante tradición de refugio. Este es el país que acogió a los refugiados españoles que huían de la dictadura de Franco y cuyo cónsul en Francia, Gilberto Bosques Saldívar, salvó a miles de personas de los horrores de los Nazis. Aquí recibimos a los exiliados de las dictaduras militares latinoamericanas en los años 70 y 80.   

En el despertar del siglo XXI, las migraciones y el arribo de refugiados −quienes dejan sus lugares de origen huyendo del hambre, la guerra, la pobreza, las guerrillas, los dictadores o las pandillas− son unos de los mayores retos que enfrentan las naciones. Mientras no se logren modificar las condiciones que los han arrancado de sus hogares, el resto de los países deben, debemos, encontrar las alternativas que les permitan a estos grupos ya sea transitar o incluso insertarse en nuestras sociedades con dignidad y respetando siempre sus derechos humanos.

Las caravanas de migrantes que están transitando por México son el síntoma más visible de la crisis de derechos humanos que se vive en Centroamérica. Lo que empezó como un desplazamiento de aproximadamente 5,000 personas provenientes de Honduras y Guatemala mayoritariamente, se ha convertido en un éxodo de centroamericanos que buscan huir de las condiciones indignas en las que viven, las cuales muchas veces los tienen condenados a la miseria e incluso a la muerte. Ahora estamos frente a un grupo de personas que, por ahora, lo único que buscan es poder llegar a la frontera sur de Estados Unidos con la esperanza de encontrar una vida mejor que la que dejaron detrás.

El tránsito de miles de centroamericanos por la CdMx, pone a prueba la cultura de respeto a los derechos humanos que constantemente presumen las autoridades capitalinas.

Esta semana llegó a la Ciudad de México el primer contingente de la caravana migrante que partió de San Pedro Sula, Honduras hace casi un mes. Aunque desde el pasado 27 de octubre el Jefe de Gobierno había anunciado que la Ciudad de México estaría preparada para ofrecer albergue, comida y servicios de salud a los migrantes; la realidad, de acuerdo con personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), es que la situación está lejos de ser la anunciada.

Personal de la CNDH que ha acompañado este movimiento migrante desde que arribaron a la frontera sur del país, a la fecha han emitido 11 recomendaciones. La última de estas dirigida a las autoridades de la CdMx por la falta de organización que se vive en el estadio Jesús Martínez Palillo, en donde los servicios sanitarios han resultado insuficientes. Esto a pesar de encontrarse al 80% de su capacidad, según lo reportado por las autoridades. 

Es cierto que la caravana de migrantes no ha enfrentado la misma resistencia por parte de la sociedad civil como lo vivieron en algunos poblados de Chiapas y de Oaxaca. Pero sin duda las expectativas sobre la actuación gubernamental eran elevadas, pues la Ciudad de México ha hecho del discurso de la maximización de los derechos humanos su estandarte más visible. 

El artículo segundo de la recientemente estrenada Constitución de la Ciudad de México señala que: la Ciudad se enriquece con el tránsito, destino y retorno de la migración nacional e internacional, y reconoce a la propia Ciudad como un espacio abierto para ellos. Por su parte, el artículo tercero establece la dignidad humana como principio rector de los derechos humanos. 

Lo anterior debe llevar a la ciudadanía a exigir a las autoridades asegurar que quienes forman parte de estas caravanas migrantes reciban un trato digno durante su paso por la Ciudad; y a las autoridades a preguntarse si la vocación protectora de los derechos humanos de la Ciudad son principios rectores de su actuación o solo buenos deseos plasmados en un papel.

Imprimir artículo Síguenos en Google News

Post más visitados en los últimos 7 días