Antes del sismo, en Santa María Nativitas ya temblaba; entonces y ahora la zona ha estado en el olvido, acusan vecinos

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Alberto Cuenca Reportero en Capital CDMX

Ciudad de México.- El sismo del 19 de septiembre dejó bombas de tiempo por toda la Ciudad, con inmuebles severamente dañados que podrían venirse abajo; pero en Xochimilco esa torre de naipes que puede colapsar en cualquier momento afectando casas y negocios no es un edificio, sino una sección de carretera fracturada en el pueblo de Santa María Nativitas.

En este lugar no hay autoridad que atienda el riesgo de protección civil y el único problema aparente derivado de las grietas en la Carretera Vieja Xochimilco-Tulyehualco es que la vialidad quedó intransitable para autos y camiones que se dirigen a Milpa Alta o a los pueblos ubicados en el suroriente de la delegación Xochimilco.

Solo motocicletas, bicicletas y peatones circulan por esa arteria en donde el único aviso de riesgo son las ramas de un árbol que impiden el tránsito de automotores, así como mallas de plástico color naranja encajadas con palos en las grietas. Fueron los propios vecinos quienes decidieron cerrar la carretera, ante el riesgo que representa el tránsito de vehículos.

Pero los vecinos saben que las grietas muestran algo más que fracturas en el pavimento, pues, mucho antes del sismo, el terreno ya les avisaba que algo ocurría en el subsuelo, con socavones por doquier, pequeños temblores que cimbraban las casas y hundimientos originados por la extracción indiscriminada de agua desde los pozos que operan en la demarcación.

En noviembre del año pasado se abrió un socavón en la avenida Tulyehualco-Xochimilco justo en esta zona donde ahora aparecieron las grietas. La imagen de un microbús que cayó en el hoyo circuló esa vez en redes sociales.

Autoridades delegaciones pensaban que se trataba de un socavón de dos metros de largo que podría repararse el mismo día, pero cuando hacían los trabajos de rehabilitación descubrieron que se trataba de una caverna de 15 metros de largo y casi dos metros de profundidad. Repararon aquel socavón, pero hoy el hundimiento en esa avenida está volviendo a aparecer.

El pasado 3 de septiembre un nuevo socavón apareció en la Carretera Vieja Xochimilco-Tulyehualco, en su cruce con Prolongación Cocoxóchitl. El hoyo está ahí, intacto, a pesar de que los vecinos de Santa María Nativitas habían pedido al gobierno delegacional de Avelino Méndez Rangel que acudiera a repararlo.

A un kilómetro de distancia de este punto se encuentra el embarcadero de Zacapan. En enero de este año un boquete de aproximadamente un metro de diámetro apareció, tragándose toda el agua que había en el canal.

“Cuando en noviembre se hizo la reparación del socavón en Santa María Nativitas, ya se empezaban a sentir pequeños temblores que cimbraban las casas. Nosotros queríamos saber qué tipo de obras se estaban haciendo y qué empresa las hacía, porque alrededor de las colonias de abajo que son San Jerónimo y parte de Xochipilli se empezaron a formar nuevos socavones, más pequeños”, acusa Martha Paxtien Flores, vecina de esta comunidad.

El pozo San Luis 20

La Carretera Vieja Xochimilco-Tulyehualco es una arteria de dos carriles por donde los vehículos circulan en dirección poniente-oriente. Los automotores que viajan en sentido contrario lo hacen por la avenida Tulyehualco-Xochimilco. En medio de ambas arterias hay una descuidada área verde de aproximadamente 10 metros de ancho por unos 100 metros de largo, donde crece maleza sin control y que se ensancha justo donde se encuentra el pozo denominado San Luis 20, el cual abastece de agua a los pueblos circundantes desde hace 50 años.

Por encima de este escenario se levanta un cerro que la mancha urbana ha devorado. La colonia Jazmín ocupa las laderas de ese cerro y en las faldas del mismo cruza la Carretera Vieja Xochimilco- Tulyehualco. Abajo están el pozo y la franja descuidada de área verde. Más abajo pasa la avenida Tulyehualco-Xochimilco que, debido a los daños recientes de la arteria vecina, es usada como vialidad de doble sentido.

El sismo del pasado 19 de septiembre dejó grietas no solo en la Carretera Vieja, sino en un muro de contención hecho de mampostería que divide a esa avenida y a las casas que están justo arriba, en la colonia Jazmín. Una sección del muro, de aproximadamente tres metros de largo, se vino abajo durante el temblor, mientras que otra parte del mismo está apuntalada con polines. En un poste de luz y de manera improvisada, los vecinos escribieron una exigencia: “Reconstrucción de nuestra carretera”.

En noviembre pasado, los vecinos de Santa María Nativitas bloquearon el pozo San Luis 20. Acusaron que la sobreexplotación del mismo ha provocado los hundimientos y socavones en toda la zona.

Elva Sánchez Zarco, habitante del lugar, explica que esa vez y a raíz del socavón, los colonos bloquearon los accesos al pozo para impedir que más pipas llegaran a cargar líquido.

“La sobreexplotación era de 85 pipas diarias de 10 mil litros cada una, de lunes a domingo; no se descansaba un sólo día. Consultamos a especialistas del Instituto de Geología de la UNAM y al maestro en Ciencias, Carlos Vargas, de la UAM; todos coincidieron en un diagnóstico, que los hundimientos eran resultado de la extracción desmedida del agua, no solo de este pozo, sino de todos los que están a lo largo de la delegación”, recuerda la vecina.

Dice que después de reparado el socavón, en enero de 2017, los habitantes de Santa María Nativitas formaron la Contraloría Social Ciudadana del Pozo San Luis 20, haciendo guardias en el lugar con el objetivo de detener la sobreexplotación del mismo.

Explica que como resultado de esa acción, han logrado que solo 45 pipas acudan a surtirse y únicamente los días martes, aunque el agua que se llevan esas pipas no es para abastecer a los pueblos y barrios originarios, sino a los asentamientos irregulares de la demarcación, por órdenes de Juan González Romero, director de Servicios Urbanos en Xochimilco.

Yolanda García Murguía, también vecina de Santa María Nativitas, dice que la extracción de agua del pozo no se da sólo con pipas, pues también está conectado a la red de abasto general, pero a raíz del sismo dejó de salir líquido en las tomas domiciliarias. Los habitantes de este pueblo no tienen agua desde el día del temblor.

“Ya vivimos una situación social difícil en muchos aspectos, pero ninguna autoridad nos ha dado respuesta a nada, porque la delegación no ha querido hacer frente a la problemática y argumenta que como los socavones están apareciendo en las arterias primarias le corresponde al gobierno central, que no ha venido aquí. Las personas que vivimos en este lugar y que pasan por aquí estamos en un continuo peligro y definitivamente estamos abandonados”, acusa.

La mañana del pasado 28 de septiembre el geólogo de la UAM, Carlos Vargas, acudió a la zona afectada. Carlos Martínez, habitantes del pueblo vecino de Santa Cruz Acalpixca, recuerda que el especialista les dijo que es posible la reparación de la Carretera Vieja, pero primero se requiere de un estudio profundo que sirva para determinar las posibles soluciones.

“Antes, el especialista no nos recomienda que los autos y camiones transiten por esta vía, porque lo ve sumamente riesgoso”, refiere el vecino, quien lamenta que los gobiernos delegacional, de la Ciudad o federal no hayan venido a este lugar. La ayuda, dice, se ha concentrado en el pueblo de San Gregorio Atlapulco, donde hubo los mayores daños por el sismo, “pero esta zona ha sido olvidada”, lamenta.

 

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