AMLO y su Guardia Nacional

Ciudad de México.- En enero de este año, Andrés Manuel López Obrador dio a conocer su propuesta en materia de seguridad, y anunció una de las ideas menos publicitadas pero más criticadas por especialistas: la creación de una Guardia Nacional.   

La Guardia Nacional supone la fusión de la Marina, el Ejército, la Policía Federal, además de las policías estatales y municipales del país en un mando único. Es  decir, todos los fusiles del Estado bajo las órdenes del Presidente de la República.

Esta propuesta le valió a AMLO la crítica del colectivo #SeguridadSinGuerra, una agrupación de organizaciones no gubernamentales que se han enfrentado valientemente a la aprobación de la golpista Ley de Seguridad Interior.

Luego de su contundente triunfo en las elecciones del primero de julio, parecía que Andres Manuel había cesado en su intento por aterrizar esta peligrosa idea. El 15 de agosto, el futuro Secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, aunciaba a los medios que NO habría Guardia Nacional, admitió que había errores en su diseño, y presentó una nueva estrategia basada en la "pacificación" y la desmilitarización del país (amnistía incluída). 

Sin embargo, ahora AMLO ha desmentido a su propio Secretario, y el pasado domingo, en el marco de un mitin en Tlaltelolco a propósito del aniversario de la matanza del 2 de octubre del 68, reiteró con toda energía que la Guardia Nacional va para adelante, que se convertirá en un ejército de paz, aseguró que echará mano de las fuerzas armadas para llevar a cabo labores de carácter policiaco y de seguridad interior. 

Su argumento es tan sencillo como rupestre: la Constitución se lo permite, y es verdad, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos refiere a una guardia nacional de carácter CIVIL, pero no contempla que ésta sea militar o mixta, tal y como lo propone el Presidente electo.

Más allá de los bandazos en la estrategia de seguridad del próximo gobierno, de la ambivalencia en sus posiciones, y de las contradicciones en las que han caído Andrés Manuel López Obrador y Alfonso Durazo al respecto; resulta realmente grave que la columna vertebral de su propuesta sea fusionar cuerpos de seguridad militares con civiles. 

De todos es sabido que tienen naturaleza diferente, mientras el Ejército y la Marina están entrenados para la guerra y para la defensa de nuestro país, las policías deben preservar la seguridad ciudadana con tareas de proximidad.

En México urge una estrategia efectiva y razonable para el combate al crimen organizado; que se explore la legalización de las drogas, que se derogue de inmediato la ley de seguridad interior, y que se obligue a gobiernos estatales y municipales a capacitar a sus policías e invertir en infraestructura para la seguridad. 

Sólo así lograremos que en los próximos años podamos ver a nuestras fuerzas armadas de regreso a los cuarteles, y lograr la tan anhelada paz. Esperamos que cesen los bandazos por parte del presidente electo, y que impere de una vez por todas la sensatez, nuestra seguridad no es un juego, y no puede estar secuestrada por ocurrencias o caprichos.

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