¿El Claudiazo?

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Luis Eduardo Velázquez Director del diario y semanario digital Capital CDMX

Ciudad de México.- En 2015, con una oposición incipiente y dominada, y un Morena en ciernes, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), Miguel Ángel Mancera, todopoderoso como lo son los Jefes de Gobierno en su primer trienio, más si no hay contrapesos en el Poder Legislativo, decidió como todos los mandatarios imponer candidatos afines en la extinta Asamblea Legislativa y las alcaldías, pese a mala imagen o nulo trabajo territorial y político.

Lo hizo desde fuera del PRD, partido en el poder y confiado de que tenía buena amistad con Andrés Manuel López Obrador, hoy presidente de la República, quien lo ayudó a ponerle límites a René Bejarano y Los Chuchos que lo apretaban en 2012 con la petición de espacios en el poder.

Su fuerza era tal que hasta el dirigente de Morena en esa época, Martí Batres, era modosito y ni Pío decía del alza al Metro, por cierto manipulada y concretada por el hoy secretario de Gobierno de la CDMX, José Alfonso Suárez del Real.

Mancera, quien confió su operación electoral a Héctor Serrano, pidió distritos en Gustavo A. Madero, Álvaro Obregón, Coyoacán y otros espacios para sus amigos y los líderes territoriales en esas demarcaciones no se sabe si traicionaron o se concentraron en retener sus pequeños espacios, pero los dejaron caer y así en 2015 Morena le creció como un mounstro. La mejor definición de ese momento de la historia de la CDMX es el “Mancerazo” del 7J que minó su fuerza al 2018 y lo tiene hoy bajo fuego.

Mancera dijo jugar limpio el 7 de junio y cumplió para evitar una CDMX convulsa con Morena tomando las plazas y tribunales. Quitó incluso como interlocutor a Serrano y desplazó a Rosa Icela Rodríguez. 

No obstante, se tronó también la comunicación con López Obrador y Morena lejos de tender puentes se fue con toda su fuerza contra él. Hasta Batres se quitó el cubrebocas de esa época y marchó y se fue con todo. Fue por cierto la elección donde Bejarano dijo que Mancera era “el peor Jefe de Gobierno de la historia” al no haberlo favorecido y desmantelarlo del poder.

La historia viene a cuento porque va como anillo al dedo con las decisiones que Claudia Sheinbaum tomó para designar candidatos a alcaldes y a diputados locales.

Acompañada de la soberbia y operadores políticos sin oficio como Héctor Ulises García Nieto, dirigente local de Morena, quitó poder a Ricardo Monreal en las alcaldías y selló su alianza con René Bejarano, empoderó a personajes ex perredistas y fortaleció cacicazgos como el de Clara Brugada, Armando Quintero y Francisco Chiguil.

En las diputaciones locales aunque se echó para atrás en su embestida a Monreal no cumplió acuerdos con su militancia real de Morena y dejó una alianza endeble con el PT, que simula quererla, y el PVEM, siempre inclinado  al mejor postor.

Hay rebelión en las bases de Morena porque el proceso fue antidemocrático, oscuro y los resultados por dedazo. Capital CDMX hizo su mejor esfuerzo por darlas a conocer en tiempo y forma y así se enteraron de los resultados muchos aspirantes que se dijeron decepcionados con las formas cuando se pregona la transformación.

El frente Va por la CDMX tejió fino y aunque reducidos y lastimados por el trágico deceso de Leonel Luna, quien fue el arquitecto de la coalición, presentó una alineación competitiva y a eso hay que sumar la irrupción que representarán los nuevos partidos políticos Fuerza por México y Redes Sociales Progresistas que traen empuje de Monreal y Marcelo Ebrard, además de Movimiento Ciudadano y Elige, fuerza enigmática. 

La suerte de Claudia Sheinbaum, que será determinante para 2024, está echada y el 6 de junio próximo se sabrá si dio el Claudiazo y los cambios que de ahí emanen. Esperemos que a carta cabal como Mancera cumpla su palabra de una elección limpia. 

NOCAUT. Leonel Luna fue un político de oficio que hizo historia en la CDMX y abonó para la construcción de la cuarta transformación por paradójico que parezca. Tanto a la oposición a la cual ayudó a su unidad en este 2021 como a Morena les conviene honrar su memoria con un proceso donde no se lucre con su imagen y gane la CDMX, su ciudadanía y la democracia, que sin duda van a extrañar su solidaridad y servicio por los más pobres. Hoy ya vuela alto y está escrito su nombre en la historia. ¡Abrazos, no periodicazos! 

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