¿A dónde va la seguridad pública en Sinaloa?

Ciudad de México.- El pasado viernes se llevó a cabo el primer encuentro entre el nuevo secretario de Seguridad Pública del Estado, Inocente Fermín Hernández Montealegre, y los 18 directores y secretarios municipales de seguridad de Sinaloa.  

El resultado de esta reunión fueron una serie de acuerdos como priorizar aspectos de reclutamiento a personal de perfil adecuado, incrementar la capacitación y certificación de los elementos de policía; y agilizar la situación administrativa del armamento de las corporaciones.

Asimismo, proponer acciones para mejorar la situación moral y desarrollo de los policías, tener mayor acercamiento con alcaldes y cabildos para gestionar la obtención de recursos destinados a la seguridad; mantener coordinación entre corporaciones municipales, estatales y federales y para no hacerle muy largo el cuento… prácticamente lo mismo que venía haciendo el anterior secretario, el también General Genaro Robles Casillas.

Usted se preguntará: ¿En dónde está la diferencia?, ¿No es acaso repetir más de lo mismo?

Muchas de estas acciones son criterios a seguir marcados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública que nos dejan ver que la institucionalidad de la SSP en Sinaloa no sufrirá mayores modificaciones en su proyecto de largo plazo.

En lo que si podríamos esperar cambios es en la parte reactiva de la secretaría ante eventualidades y necesidades de corto y mediano plazo, en las cuales  Hernández Montealegre será pieza clave.

Hay quienes adelantan que el nuevo secretario trae la experiencia y la mira puesta en el combate a los cárteles de la droga, otros más aventurados señalan que será un interlocutor con los grupos delictivos de cara a un gobierno que promete la amnistía, un pacificador en un escenario de reacomodos, suena descabellado sin duda, pero esto forma parte de la vox populi y demuestra que el imaginario colectivo es canijo.

Lo cierto es que el gobernador Quirino Ordaz quiere una buena proyección de su nuevo secretario e incluso instruyó cambios en la Dirección de Comunicación donde también se está trabajando un nuevo enfoque.

Uno de puertas abiertas y amigable con la prensa.   Hay que decir que Hernández Montealegre se vende solo y dejó una buena impresión en los reporteros al saludar a uno por uno y memorizarse en cosa de minutos sus nombres.

“Se ve lúcido, brillante”, califican algunos comunicadores que incluso pasaron por alto el vínculo del nuevo funcionario con el programa de espionaje Pegasus.

Que él no espió a nadie, se defiende. Que se confunde el termino de inteligencia con espionaje, que su trabajo en el Centro Nacional de Planeación e Información, implicaba el acopio de datos duros que se procesan para uso de operativos o diseño de políticas públicas, no de espionaje.

Más allá de enfrascarnos en si va a espiar o no, lo cual en definitivo no debería ocurrir, lo cierto es que Hernández Montealegre podría ser pieza clave en el fortalecimiento de acciones que la Secretaría de Seguridad Pública ha venido trabajando desde hace tiempo, una de ellas es el fortalecimiento un área de inteligencia que opera de forma discreta y le ha permitido a la SSP dar golpes certeros, acopiar información, procesarla e identificar contextos, personajes y sus respectivas zonas de influencia.

Uno de los grandes retos que tal vez podría concretarse con la experiencia del nuevo funcionario es el de la policía cibernética que pretende un trabajo preventivo más profundo y contundente. Éste último podría embonar muy bien con el concepto de Smar City, el cual están desarrollando algunos creativos de la empresa Huawei en Sinaloa.

Aquí hacemos una pausa. Ciertamente antes de futurear mucho en el plano de la inteligencia primero deberán buscar salidas a paradigmas como el que les plantea el robo masio de cámaras de seguridad lo cual ha puesto en jaque a las autoridades ya que hasta el momento no se sabe de un sólo detenido por este delito.

Sin duda es tiempo de estrategias que involucren la tecnología, que refuercen el trabajo preventivo, pero es importante recordar que en este camino, la capacitación, la dignificación policial, la depuración y el reclutamiento no deben quedar fuera pues aún hay mucho por hacer en estos rubros.

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