López Obrador y DeSantis, la utilidad de los molinos de vientos

Ron DeSantis, el gobernador de Florida, quiere ser el candidato Republicano a la presidencia de los Estados Unidos y utilizará el tema migratorio como uno de los ejes de su campaña.

Al igual que hace Donald Trump, responsabilizará a México por los problemas que se generarán por la reentrada en vigor del Título 8, que es restrictiva y castiga a quienes ingresan de manera ilegal sobre todo por las fronteras en Texas y California.

Desde hace unos días, DeSantis está enfrascado en una polémica con el presidente López Obrador en la que se muestra que los hechos son lo de menos y que los cálculos no son los que imperan ni en Tallahassee ni en la Ciudad de México.

La polémica inició porque desde Palacio Nacional le reclamaron al gobernador por disposiciones de un claro sesgo contra los migrantes y DeSantis respondió que “los cárteles de las drogas mexicanos están matando a muchos estadounidenses y deben ser tratados como la fuerza hostil que son”.

Pero añadió, que “debemos hacer que rindan cuentas y debemos hacer que el gobierno mexicano rinda cuentas, porque ellos permiten que muchas de esas cosas pasen”.

DeSantis elabora un coctel eficaz en el que mezcla la situación de los miles de migrantes que intentan pasar el Río Bravo, con la emergencia que ha provocado el consumo del fentanilo.

Son problemas distintos, pero reditúa tratarlos al mismo tiempo, porque lo que se pretende es establecer una narrativa sobre el caos que impera en la zona fronteriza.

DeSanrtis

Como suele ocurrir, por fallas en la información, DeSantis no tenía como objetivo de sus críticas y políticas a México, sino a Joe Biden, pero seguramente esto no se le dijeron al presidente de mexicano.

En efecto, Florida acaba de implementar medidas que pueden afectar, de modo severo, a quienes se encuentran trabando en el estado sin los permisos adecuados.

Las empresas de más de 25 empleados tendrán la obligación, a partir del 1 de junio, de utilizar el E-Verify, un sistema para comprobar el estatus migratorio.

Aunado a ello, los hospitales deberán informar, a partir de los servicios del Medicaid, de la situación de cada uno de los pacientes sobre su estancia en Florida.

También se castigará con 15 años de prisión a quien transporte, de otros estados, a personas que no cuenten con las visas de trabajo y que no puedan probar que ingresaron a EEUU de manera legal.

El objetivo de estas disposiciones no son los mexicanos, o no de modo prioritario.

La migración en Florida es mayoritariamente cubana, de acuerdo con datos del Florida Policy Institute ya que representa el 23%, siguiéndole los haitianos en 6% y en igual porcentaje colombianos, jamaiquinos y mexicanos, con cifras del 2021.

Pero a estas alturas ya todo tiene tiente electoral y en ambos lados de la frontera.

La ultraderecha

DeSantis, quien representa a una derecha nada moderada, ya se metió de lleno en el tema de los daños que, dentro de la fantasía reaccionaria, generan los vecinos del sur.

Se dirá que no hay nada nuevo bajo el sol, aunque habría que evaluar el daño que ya causó la percepción de que en México no se tienen voluntad para encarar ni el aspecto migratorio y mucho menos el de seguridad.

No es así, porque hay matices en las dos problemáticas, pero eso, a la hora de la búsqueda de los votos, es lo de menos.


Publicado en Forbes México el 16 de mayo de 2023.

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