La trata de niñas en las montañas de Guerrero

Trata de niñas: Se piden 200 mil pesos por la “novia”, aunque, si ya pasó los 13 años de edad o no presta los servicios de un ama de casa, el monto desciende. 

Estas prácticas están normalizadas en varias comunidades dentro de la república, sin embargo, fue Metlatónoc, en Guerrero donde el periodista Daniel Flores centró su investigación. 

A cinco horas de Chilpancingo, en esta región, el 40% de las niñas son vendidas en matrimonio, evidentemente, sin su consentimiento. 

Es su familia nuclear (padres, hermanos) quienes forjan el acuerdo entre los adquisidores de las niñas ofertadas por 20 mil pesos inicialmente. 

Las niñas de esta comunidad son arrebatadas de sus derechos desde que nacen y violadas incluso antes de su “primera luna”, como dicen en su comunidad, por hombres dos o hasta tres veces mayores. 

Ellas están inmersas en la cultura de la supremacía masculina y una extrema desvirtualización de su género. 

Carecen de todo tipo de derechos humanos: únicamente pueden estudiar para aprender a comunicarse en español (ya que su primera lengua es el tu’un savi), no pueden opinar y, mucho menos, decidir sobre ellas mismas. 

Trata de niñas disfrazada de ritual matrimonial

El intercambio se hace durante la boda organizada por la familia del novio. Son tres días de fiesta, tradición que data de cientos de años atrás. 

En un momento dado, el dinero se entrega a la familia en un pañuelo y las niñas ven por primera vez al comprador de su libertad. 

Las demostraciones de desagrado se observan desde los primeros momentos en donde las niñas no cruzan miradas ni palabras con sus futuros esposos. 

Estas prácticas no son escondidas y, por el contrario, son aplaudidas por cientos de familias a lo largo de las comunidades guerrerenses que se resisten a abandonar sus costumbres. 

La justifican como parte importante para su cultura, en la que encuentran una retribución en la crianza y la inversión que representa tener una mujer en casa. 

Sin embargo, estas fiestas son cada vez más cautelosas. Debido a las acciones de la globalización, estas prácticas dejan de sentirse como normales. 

Algunas de las niñas empiezan a confrontar estas reacciones de violencia estructural a pesar del muy probable resquebrajamiento familiar que esto pueda ocasionarles. 

¿Qué hace el gobierno? 

En 2021, Evelyn Salgado, gobernadora de Guerrero, junto con Nadine Gasman, presidenta de Inmujeres presentaron una estrategia para prevenir, atender, sancionar y erradicar este tipo de violencia patriarcal. 

Y es que, Salgado, durante su campaña electoral, prometió “hacer de Guerrero un santuario para las mujeres”, según El País. 

No obstante, la estrategia nunca se consolidó debido a una precariedad de recursos.

Se está en constante búsqueda de dinero de las presidencias municipales para combatir el problema, pero este nunca llega. 

A pesar de ser considerado un delito, las niñas en estas comunidades continúan siendo obligadas al matrimonio infantil y castigadas por buscar independencia. 

El presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, ha sido cuestionado por este fenómeno, a lo que responde que no es un problema generalizado. 

Liberando de culpa a las comunidades bajo la máscara de la preservación de los usos y costumbres. 

“Declaró que la difusión de esos matrimonios forzados obedece a “una campaña de quienes no conocen las comunidades ni las culturas de los pueblos””, aseguró El País. 

Diversas asociaciones de derechos humanos continúan trabajando en las montañas de Guerrero para defender y dar a conocer estos casos de trata de infantes dentro de las comunidades con la esperanza de terminar con este problema. 

 

Con información de: Publimetro

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