La embajada de los gobernadores

La embajada de los gobernadores. Los exgobernadores son acaso la arista más visible de lo que es una migración de priistas hacia Morena y la 4T.

Los motivos pueden ser varios: oportunismo, búsqueda de impunidad, miedo, aspiraciones para el futuro, o una mezcla de todo ello.

Hasta antes de perder la contienda en Sonora, Claudia Pavlovich parecía una de las militantes del PRI más solidas.

Hacía bien su trabajo, decían, y contrastaba con lo que ocurría a nivel federal.

Carlos Miguel Aysa, quien sustituyó a Alejandro Moreno en Campeche, parecía un cuadro sólido y aliado sin titubeos de la dirigencia nacional de su partido.

Lo suyo resultó un desastre, porque inclusive Movimiento Ciudadano pasó por encima del PRI, dejándolo en la tercera posición, algo embarazoso tratándose del estado del líder de los priistas y quien ha dicho que aspira a ser candidato presidencial.

Pavlovich será cónsul en Barcelona y Aysa embajador en la República Dominicana.

La embajada de los gobernadores

A nivel diplomático aportarán poco, aunque lo que se espera de ellos es lo que ya ocurrió.

Se espera que manden el mensaje de que en el PRI ya no hay mucho que hacer, como no sea trasladarse al morenismo.

Quirino Ordaz, quien corrió con igual suerte en Sinaloa, fue propuesto para la embajada en España.

Pero hasta el momento aquel país no ha dado señales de dar su beneplácito.

Al parecer los malos modos de la actual administración y en particular del presidente López Obrador no cayeron nada bien en Madrid.

Y aprovecharon que se hizo el anuncio antes que la consulta para guardar silencio.

Alejandro Moreno ya hizo lo que se esperaba, anunciar la probable expulsión de los ex gobernantes, que a estas alturas no preocupa ni a los encargados de procesarla.

Es más, esos desplantes solo sirven de coartada a los que de todas formas ya tomaron la decisión de marcharse.

En el fondo, lo que ocurre tiene que ver con el desánimo, con una suerte de resignación en un partido que quedó descobijado desde julio de 2018, cuando el propio presidente Enrique Peña Nieto bajó la cortina y no aprovechó los meses que restaban de mandato al menos para aparentar que le importaba lo que había ocurrido.

Pueden acusar a los ex gobernadores de todas las fechorías, y quizá tengan razón, pero se tendrá que admitir que la plaza se ha venido entregado.

Aunque no sin resistencias y hasta algunos éxitos, como los que pueden atribuirse a Va por México, pero no mucho más.

Por eso el pan con tomate catalán y el sancocho dominicano son, a estas alturas, más atractivos que sumergirse en la ardua tarea de darle sentido al PRI en sus horas más bajas.

Es más, para la próxima contienda las apuestas que se hacen en algunos estados no es sobre quiénes ganarán, lo que en apariencia está claro, sino a qué destinos diplomáticos accederán quienes todavía hoy despachan en los diversos palacios de gobierno.

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