La desastrosa política de Salud

Política de salud. Con el pretexto de erradicar corrupción y mejorar el sistema nacional de salud, el gobierno federal desapareció el Seguro Popular que ofrecía atención a millones de personas que no contaban con seguridad social como el IMSS, ISSSTE o alguna otra institución de salud pública.

El sector de la población más afectado con esta decisión, fue el que menos recursos tiene.

Para acabar con la salud de los mexicanos “primero los pobres”, diría ya saben quién.

Se argumentó que la adquisición y distribución de medicamentos era una cadena de corrupción, y durante la pandemia se demostró que con esta decisión se dejó, sobre todo, a niñas y niños con cáncer, morir en espera de sus tratamientos.

Cuando la gente que no tiene ningún tipo de seguridad enfrenta una emergencia y tiene que acudir a un hospital público, se enfrentará a un peregrinar de uno a otro nosocomio, pues el personal médico y de enfermería es insuficiente o bien no hay insumos.

Cuando finalmente una persona logra ser atendida, tendrá que comprar medicamentos y material de curación en alguna farmacia cercana, pues los médicos dicen, no hay gazas, alcohol, vaya ¡ni un paracetamol!

En materia de salud, este gobierno está reprobado.

Salud deficiente 

La política de austeridad ha sido fundamental para desmantelar lo que había funcionado en anteriores administraciones.

Una de las dependencias que más ha registrado recortes en su presupuesto ante esta política de austeridad es la Secretaría de Salud.

Si esto no fuera suficiente, en el segundo informe trimestral de la SHCP, la Secretaría de Salud registra al segundo trimestre de 2022 un subejercicio de 19%, es decir, solo ha gastado 66 mil 970 millones de 83 mil 017 millones asignados.

Datos del Coneval revelan que de 2018 a 2022, después de la sustitución del Seguro Popular por el INSABI, 35.7 millones de mexicanos carecen de servicios de salud.

Ante estas graves y grandes deficiencias, el sector de la población que más resintió la desastrosa política de salud del gobierno federal, es la gente de escasos recursos, que al no tener acceso a las instituciones gubernamentales, se atiende en consultorios anexos a cadenas farmacéuticas.

Si bien estos consultorios solventan la necesidad de la población que el gobierno no puede, resulta que “lucran con la necesidad de la gente y representan un riesgo”, según el subsecretario Hugo López Gatell.

El gobierno no puede, y descalifica todo esfuerzo que no esté a su cargo. El titular de la Secretaría de Salud es un florero más del gabinete; y el operador de la política sanitaria, un subsecretario incompetente; pero con un ego enorme que le dio la exposición mediática diaria durante la pandemia.

El sistema de salud sigue deteriorándose con decisiones y políticas erróneas bajo argumento de combate a la corrupción y la política de austeridad, que dista, mucho, muchísimo de logar un sistema de salud como el de Dinamarca.

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