Estamos jodidos

Estamos jodidos. El Presidente minimiza y la oposición trivializa la cada vez más evidente presencia del crimen organizado en las elecciones y en las gobernanzas locales. Ambos actúan de forma irresponsable.

El caso de Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, es paradigmático.

El 4 de enero, El Sol de México difundió una foto tomada el 12 de diciembre de 2018 en una iglesia católica.

Blanco ya era gobernador y aparece, sonriente, con tres jefes del narco morelense.

El gobernador reaccionó denunciándolo como un «ataque de narcopolíticos» que buscaban desestabilizar su gobierno.

La guerra sucia es posible porque la imagen la ofrecían a medios por 100 mil pesos personajes ligados al gobierno anterior.

Luego salieron narcomantas hablando de una alianza entre criminales y gobernador y la complicidad de ambos en el asesinato de Samir Flores, ambientalista opuesto a una hidroeléctrica impuesta por el gobierno de la 4T. 

La actitud del gobernador evolucionó. Después de presentarse como víctima, se protegió mencionando otras fotos.

Recordó que se tomó una foto con un hijo del Chapo porque “yo no sabía ni quién era, pero como soy tan buena gente, me saco fotos con todo mundo” (SIC).

Cuando se sintió arropado por la 4T declaró que las narcomantas le dan “risa” cuando debería mejor explicar por qué su equipo de seguridad permitió que lo rodearan tres conocidos narcos, qué funcionarios protegen desde el gobierno local a los delincuentes y a los asesinos de Samir, y cuál es el papel de sacerdotes y pastores en su gobierno.  

El gobierno federal evade estos temas.

Estamos jodidos

Entre el 4 y el 11 de enero a las 7 am, la Fiscalía General de la República –competente en el asunto– emitió 60 boletines pero en ninguno habló del gobernador.

El presidente ha minimizado o callado la participación criminal en elecciones y gobiernos.

La consultora SPIN revisó sus archivos y corroboró el silencio presidencial en las mañaneras sobre el asesinato de 36 candidatos y candidatas durante el proceso electoral y tampoco ha hablado sobre la intervención criminal en las elecciones locales (la revista Ríodoce documentó el caso de Sinaloa). 

Por el contrario, al día siguiente de las elecciones, el Presidente opinó satisfecho que, en lo general, el crimen organizado se “portó muy bien”. La frase es célebre, las implicaciones inquietantes. 

Los líderes del PAN, PRI y PRD empatan con el Presidente.

El 23 de agosto de 2021, Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano visitaron Washington para entrevistarse con los titulares de la Organización de los Estados Americanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Entre otras barbaridades, denunciaron la “intromisión del crimen organizado en el pasado proceso electoral”.

Les entregaron un informe detallando atrocidades entre las cuales destacaba los “asesinatos de 102 candidatos a puestos de elección popular”. 

La cifra de los 102 ejecutados nos llamó la atención porque el INE registró sólo 36 muertes.

Por ello, dos días después de la visita, Anuar Ortega, colaborador de esta columna, solicitó formalmente a los tres partidos una copia del informe llevado a Washington.

La respuesta fue una sarta de ridículas evasivas.

El PAN entregó el acuse de recibido del documento, el PRI dijo no tenerlo y el PRD utilizó 33 páginas a espacio sencillo para explicar que no entregaba el informe por tratarse de un documento sujeto a un proceso judicial de carácter internacional.

Los desentendidos 

En este forcejeo, el INAI nos respaldó, lo cual no ha servido para que entreguen el documento.

Conociéndolos, la opacidad podría deberse a que entregaron en Washington un documento endeble y lleno de generalidades.

Solo buscaban salir en los periódicos. 

Los medios de comunicación y diversos actores sociales cumplen con su tarea e informan sobre la intervención criminal en elecciones y gobiernos.

El Presidente y el gabinete de seguridad se hacen los desentendidos.

Los líderes de PAN, PRI y PRD solo hicieron la ruta mediática en Washington para luego ignorar un asunto muy grave porque la penetración criminal en los gobiernos les abre la puerta u otras esferas de la vida legal. 

Estamos jodidos, y seguiremos estándolo, si no subimos el tono de nuestra exigencia a gobernantes que por temor, incapacidad o complicidad nos dejan a merced de los criminales. 


Colaboraron Anuar Israel Ortega Galindo y Sergio Huesca Villeda 

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