El gobierno de Clara Brugada comienza a tomar forma aunque su gabinete está incompleto.
Uno de los aspectos a revisar es el mensaje que se va a mandar a la ciudadanía. Y ese mensaje nace en sus acciones y corre por la comunicación.
En cuanto a las acciones, Brugada ha mantenido una aparente apertura con todos los grupos políticos de la Ciudad de México, fuera y dentro de Morena. Aunque mantiene el veto a todos los que respaldaron a Omar García Harfuch.
Fue a abrazar a Alessandra Rojo, salió a despachar a la plaza pública, respalda la bandera feminista que se impulsa desde el Congreso de la CDMX y ha mantenido el diálogo con la oposición para que los cinco alcaldes del PAN la acompañen en sus proyectos como el “Bachetón 2024”.
Reparar los baches es un debe de debe de los gobiernos y beneficiará a los capitalinos, pero si no se logra, sucederá como con la seguridad, que es tarea de todos, y cuando hay malos resultados el asunto se politiza.
Todo va bien en apariencia, sin embargo, el lío viene en la comunicación. Esa área estratégica para la Jefa de Gobierno quedó en manos de la periodista y diputada federal con licencia Ana María Lomelí, un perfil externo leal a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
Aunque la periodista aún no ha puesto en marcha una estrategia, el gobierno de Clara Brugada ya tiene diseñado un mensaje con lenguaje popular. Por eso las cumbias y las audiencias públicas.
Ahora el reto será que ese mensaje no devenga en populaacho, permee y sea bien recibido por los capitalinos que siempre se han definido más cosmopolitas que folclóricos.
Y por supuesto que los grupos internos del círculo de Brugada no se sientan desplazados por los grupos de la élite del poder.
NOCAUT.
El alcalde del PAN en Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe, fue el único de la oposición en anticiparse a la reparación de baches para mandar el mensaje de que colabora, pero no es delegado de la Jefa de Gobierno.
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En el Congreso de la Ciudad de México se anticipa un nuevo conflicto con el poder judicial por la orden de un juez que les exige permitir construcciones en las áreas verdes de Chapultepec. El asunto tiene varios matices.
Por un lado si benefician al amparado habrá protestas de los vecinos, por el otro estarían incurriendo en desacato y quedarían sometidos al fallo de un juez.
Lo más complicado es que la solución la deben tomar por unanimidad en un tema que siempre ha sido rechazado por la izquierda.