Desapariciones: el espanto impune

Desapariciones: el espanto impune. En México hay 94 mil personas desaparecidas.

Es un hecho brutal que revela problemáticas sociales complejas, acciones criminales y ausencia de políticas publicas eficaces.

Esta semana inició la visita del Comité para la Desaparición Forzada de las Naciones Unidas a nuestro país.

Es la primera vez que ocurre algo así y es de esperar que sirve para apuntalar o detonar los esfuerzos que sean necesarios para revertir una verdadera situación de terror.

Si bien no todas las personas que no son localizadas son víctimas de la delincuencia o del Estado, hay una franja que responde a situaciones generadas por las autoridades o por los grupos del crimen organizado.

En el primero de los casos se inscriben las conductas típicas de desapariciones forzadas, en las que se involucran agentes de las fuerzas de seguridad por regla general.

Es lo que ocurrió en los años setenta, cuando las guerrillas fueron enfrentadas por métodos ilegales, provocando la desaparición de alrededor de 300 personas, la mayoría integrantes de grupos como la Liga Comunista 23 de septiembre, el Movimiento Armado Revolucionario, el Partido de los Pobres, entre otras agrupaciones que tomaron las armas para derrotar al estado.

En la actualidad hay un juicio contra elementos de la Marina Armada por desapariciones ocurridas en 2014.

Esto es muy relevante porque puede significar un aliento en contra de la impunidad.

Un dato: desde 2006 hasta la fecha, solo se han dictado 35 sentencias por el delito de desaparición, lo que significa un 98 por ciento de impunidad.

Es decir, quienes cometen este tipo de delitos lo harán por regla general, sin enfrentar consecuencia alguna.

Desapariciones: el espanto impune

Búsqueda en el Estado de México. Foto: Espacial

Desde hace algunos años, las bandas criminales reclutan de modo forzoso.

Un porcentaje de personas no localizadas se encuentran en esa situación, por lo que es muy difícil dar con su paradero y si mueren nadie informará sobre ello.

Pero lo que ocurre con mayor frecuencia es que los bandidos matan y se deshacen de los cuerpos.

Para tener una idea del espanto, hay que tomar en cuenta que hay 52 mil cadáveres sin identificar, lo que es una crisis forense de altas proporciones.

Un aspecto importante es que el gobierno debe asumir con claridad que las desapariciones no son un hecho del pasado, sino una situación del presente y que es la que se refleja en una crisis de Derechos Humanos. .

Las soluciones tendrán que ser ahora, para contener una situación terrible que ya nos tiene en la mira de las Naciones Unidas.

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