Para la Alcaldía Iztapalapa, que encabeza Aleida Alavez Ruiz, el Día de Muertos es dar vida a una tradición mexicana que honra a los difuntos, con una ofrenda a los seres queridos de cada persona que murieron, con la intención de dialogar una vez más con ellos.
Esta tradición se encuentra inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Y, sin duda, el Día de Muertos, es la mezcla cultural donde convergen el ritual y la memoria, es compartir con nuestros difuntos la comida que en vida les gustaba y dialogar con su recuerdo.
Así la Macroplaza, el Kiosco del Jardín y el Monumento a Cuitláhuac de la Alcaldía se vistieron y ofrecieron a las y los iztapalapenses, así como a los visitantes de otras alcaldías, una mezcla de colores y olores tradicionales con la flor cempasúchil, veladoras, velas e inciencios, calaveras, cráneos y huesos de todos los tamaños y figuras fantásticas de alebrijes que acompañaron la colorida ofrenda monumental y las 13 distribuidas a lo largo y ancho del domo representando a la territoriales de la demarcación.
En la exposición de las ofrendas tradicionales fue importante el talento y esmero de las y los representantes de los 16 pueblos originarios de Iztapalapa y sus cronistas, así como comunidades indígenas residentes.
Las coloridas ofrendas fueron elaboradas con elementos típicos y significativos, reflejando la diversidad cultural de la región. En la megaofrenda fue importante la colaboración de la Escuela de Artesanías del INBA y artistas plásticos de la Alcaldía.
La ofrenda monumental, integrada de artesanías y elementos representativos de la cultura mexicana, crearon un espacio de reflexión y homenaje a los difuntos; y mostró la riqueza del arte popular mexicano, donde las decenas de asistentes pudieron apreciar obras de talentosos artesanos.
Hoy se muestra una tradición que combina prácticas ancestrales de nuestros pueblos originarios y comunidades indígenas con elementos religiosos aportados por la influencia virreinal, señaló Aleida Alavez
La exposición de alebrijes a gran escala y de piezas monumentales de cartonería, fusionando creatividad y tradición en una representación colorida y vibrante, también llamó la atención de las y los iztapalapenses.
La ceremonia prehispánica y presentación de tapetes de aserrín cumplieron con el objetivo de la Alcaldía, que encabeza Aleida Alavez, el seguir fomentado el reconocimiento y la preservación de nuestras tradiciones culturales, ofreciendo a la comunidad un espacio de convivencia, aprendizaje y celebración en honor a nuestros seres queridos que han partido.
Cabe señalar que la ofrenda de Día de Muertos en el territorio mexicano suele representar una fiesta, una celebración a la muerte que toma como punto de partida las raíces indígenas de las culturas autóctonas de Mesoamérica; según los historiadores, para fusionarse con las creencias católicas y dar lugar a una festividad que sigue evolucionando con el paso del tiempo.
Hay que recordar que, entre el 1 y el 2 de noviembre, las y los mexicanos realizan una serie de rituales que tienen su máxima representación en la ofrenda de Día de Muertos:
Altares llenos de colores, sabores y olores que se colocan cada año no solo en la intimidad de los hogares sino también en las oficinas, los hospitales y las plazas públicas del país para honrar la memoria de los que ya no están y recibir sus almas, aunque sea solo por una noche, en el mundo de los vivos.
Celebra y honra Iztapalapa la memoria de los que se han ido con colorida ofrenda monumental
Entre cempasúchil, calaveras de azúcar y papel picado son los elementos tradicionales que integran la ofrenda de Día de Muertos. Aunque puede variar dependiendo de la región del país en la que nos encontremos.
En su mensaje, Alavez Ruiz señaló que en esta ocasión, la Alcaldía Iztapalapa ofrenda una celebración multifacética de diversos caminos que nos conducen al corazón de la festividad.
Pero para llegar a él, abundó, habrá que procesar partiendo de los lugares abiertos del inframundo localizados en Iztapalapa, y uno de ellos en la cima del Huizachtepetl, de donde partirá el día viernes primero de noviembre el sendero hacia el corazón de aromas, sonidos y sabores.
Esta celebración, aseguró la gobernante de la Alcaldía, es una tradición que combina prácticas ancestrales de nuestros pueblos originarios y comunidades indígenas con elementos religiosos aportados por la influencia virreinal de 300 años, fusionados a través de los años y que en la actualidad han trascendido para celebrar el sincretismo en torno al significado de la muerte para las mexicanas y mexicanos.
Ofrendar, puntualizó Aleida Alavez, es un acto de resistencia, pues dicha acción se contrapone a las dinámicas de acumulación que demandan los tiempos modernos, que a veces nos llevan a pensar solamente en nuestro beneficio y creer que nuestro valor se encuentra determinado por aquello que poseemos.
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