Carrera contra el tiempo en Haití

Mi amigo

Ariel Henry, un neurocirujano de 71 años tiene la misión de restablecer el orden en Haití, una carrera contra el tiempo.

Es el primer ministro de un gobierno sin Jefe de Estado.

Cuenta con el apoyo internacional, pero juega contra las probabilidades, porque lo que ocurre en la isla no ha hecho sino empeorar en los últimos años.

Hasta alcanzar su momento más oscuros hace justo 16 días, cuando asesinaron de 12 disparos al presidente Jovenel Moïse en su residencia.

Henry tiene cinco prioridades y cada una de ellas es un desafío casi imposible.

Se trata del restablecimiento del orden, combate a la inseguridad, elecciones, covid-19 y reactivación de la economía.

En su rendición de protesta, el nuevo primer ministro, hizo un llamado para lograr castigos ejemplares y que resulten disuasivos, para los participantes en el magnicidio.

Sabe que una de las pocas herramientas con las que cuenta es la de la política.

Por ello hizo un llamado al diálogo como medio para superar diferencias y encontrar las coincidencias mínimas que impidan que Haití se sumerja en un desorden violento e impredecible.

Carrera contra el tiempo en Haití

Por eso promete elecciones libres y creíbles, que doten de legitimidad y de poder a quien sea electo presidente en los próximos meses.

Es un punto flaco, porque los procesos electorales han están muy lejos de ser ejemplares y de sus debilidades provenía el propio Jovenel, quien ya había superado su periodo constitucional y gobernaba por decreto.

Ariel Henry, primer ministro de Haití

Hizo un llamado a los policías, de todo rango, “para detener este espectro sombrío que causa desorden en nuestra sociedad”.

La frase tiene sentido, pero ocurre ante fuerzas policiales corruptas en su mayoría y desencantadas, poco dispuestas a enfrentar a las bandas armadas que, por desgracia, son uno de los pocos referentes de continuidad.

El terreno que pisa Henry es resbaladizo y peligroso.

Hay que tener presente que el presidente Moïse murió en un desamparo absoluto, solicitó ayuda al jefe de la guardia presidencial, Jean Laguel Civil, y este se perdió en un laberinto de instrucciones y llamadas, cuando cada segundo era cuestión de vida y terminó en muerte.

Haití tiene un nuevo gobierno que está iniciando otra carrera contra en tiempo.


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