AIFA: El alto costo del capricho presidencial

La “Institucionalidad” de Sergio

AIFA: El alto costo del capricho presidencial. La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) y la construcción de un aeropuerto en la base aérea de Santa Lucía, es un capricho del presidente Andrés Manuel López Obrador que costará mucho a los mexicanos.

Contrario a lo que el Presidente aseguró, que costaría unos 80 mil millones de pesos, el berrinche presidencial de cancelar el aeropuerto de Texcoco y construir uno en Santa Lucía rebasará los 500 mil millones.

De acuerdo al presupuesto que se le ha asignado a esta obra desde 2019 a la fecha e incorporando lo que se le destinará para 2022, el costo final alcanzará casi los 100 mil millones de pesos.

Por otra parte, la fiscalización de la Cuenta Pública del 2019, destaca que la suspensión del proyecto aeroportuario en Texcoco no fue de 100 mil millones de pesos como lo afirmó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Dicha cancelación costó al erario público más de 280 mil millones de pesos.

Es una cantidad que le permitiría al actual Gobierno construir al menos tres aeropuertos como el de Santa Lucía.

Al monto erogado por la cancelación, hay que sumar lo ejercido entre 2014 y 2018 en el NAIM.

Son 136 mil millones y los casi 100 mil que costará el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

Con ello el costo final será de 516 mil millones de pesos.

La magnitud del capricho presidencial es tal, que con esos recursos no solo se podría haber terminado el NAIM, sino hasta construir de 15 a 20 líneas de metro en las principales ciudades del país.

AIFA: El alto costo del capricho presidencial

El berrinche del aeropuerto saldrá bastante caro para las y los mexicanos, con lo gastado hasta el momento podrían haberse concluido ya el Aeropuerto de Texcoco.

Este proyecto ha mostrado variaciones año con año; principalmente sobre ejercicios en 2019 y 2020, lo que demuestra falta de planeación de esta obra y un desaseo total en el manejo de los recursos.

Lo anterior, ha sido plenamente demostrado y por eso al presidente le incomoda tanto la transparencia y la rendición de cuentas.

Por eso, bajo el débil argumento de seguridad nacional, expidió un decretazo para mantener la opacidad, no solo en el AIFA, sino en toda obra pública, que por ocurrencia, capricho y falta de planeación, tendrán alto costo para el país.

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