Morena y la mafia del poder

Ciudad de México.- Militantes y simpatizantes de Morena insisten en que el Movimiento de Regeneración Nacional es distinto a todos los partidos del sistema político mexicano. Sin embargo, un escándalo reciente, en la delegación Cuauhtémoc, pone de relieve las semejanzas que hay entre esta nueva organización y aquellos que, según su fundador, componen la “mafia del poder”.

Una de las iniciativas de académicos y organismos de la sociedad civil que más molestan a Morena y su fundador, Andrés Manuel López Obrador, es la de transparencia. Desde su etapa como jefe de Gobierno del DF se opuso a la creación del entonces Consejo de Transparencia en la materia de la capital, y una vez que se puso en marcha encargó la tarea de sabotearlo a René Bejarano, quien cumplió la encomienda.

Hace pocas semanas, empujado por las críticas a su negativa a declarar qué bienes posee y cuánto gana, López Obrador presentó su declaración 3 de 3, impulsada por el Instituto Mexicano para la Competitividad. Esta iniciativa pide a funcionarios públicos o aspirantes a cargos de elección que declaren cuál es su patrimonio, si tienen potenciales conflictos de interés y si han pagado impuestos.

Pero al hacerlo no dejó pasar la oportunidad de decir que la cultura de rendición de cuentas no ha dado beneficios al país. “Han pasado diez años y no se ha resuelto nada” y los consejeros encargados de aplicar la Ley de Transparencia “nombrados por el PRI y por el PAN, por la misma mafia del poder, ganan 300 mil pesos mensuales cada uno, es un aparato burocrático inservible”(http://www.elfinanciero.com.mx/nacional/ley-3de3-una-tomadura-de-pelo-asegura-amlo.html).

Por eso no es de extrañar que en su partido se vea con recelo a la transparencia y eso quedó de manifiesto en el episodio protagonizado por Pablo de Antuñano, ex director Jurídico y de Gobierno de la delegación Cuauhtémoc, y mano derecha de Ricardo Monreal, titular de la demarcación.

De Antuñano fue detenido en posesión de 600 mil pesos en efectivo horas antes de que se llevara a cabo la ceremonia del Grito en la delegación. Se le dejó en libertad pero la Procuraduría de Justicia capitalina inició un procedimiento para conocer de dónde venía el dinero.

A partir de ese momento, tanto De Antuñano como Monreal se enredaron en un torbellino de contradicciones y mentiras: el primero dijo que no se le había detenido; el segundo, que su colaborador había pedido permiso para ausentarse el 15 de septiembre por ser día festivo. Luego, para justificar la posesión del efectivo, De Antuñano dijo haber recibido un préstamo para operaciones de una compañía productora de documentales en la que había colaborado.

Monreal, de inmediato, lo justificó y dijo que se le debía considerar inocente hasta que no se determinara la eventual procedencia ilegal del dinero.

Sin embargo, la declaración patrimonial presentada por el ex funcionario en su 3 de 3, en la que se compromete a presentar datos verdaderos (bit.ly/2cPqp0m ), ni siquiera menciona a la productora. Dice ganar un sueldo neto incluidas todas sus actividades de 14 mil 250 pesos, no ser dueño de inmuebles ni de autos y tener una cuenta bancaria con saldo menor a 100 mil pesos.

No está de más recordar que Monreal usó su habilidad para encantar periodistas y presumió que su administración no sólo era pionera en abrir un portal de Transparencia sino quetodos sus funcionarios trabajaban en caja de cristal (http://www.reforma.com/aplicacioneslibre/articulo/default.aspx?id=869977&md5=ba15699e358e47c0385f39c6a3575175&ta=0dfdbac11765226904c16cb9ad1b2efe).

Apenas tres meses después se comprobó que la Transparencia no es tal y que al entregar información falsa, se pervierte el cometido de la iniciativa que, según el director del IMCO, Juan Pardinas, es evaluar cómo evoluciona el patrimonio de un servidor público (http://imco.org.mx/politica_buen_gobierno/42726/).

La sociedad mexicana, tan lastimada por la corrupción, ha desarrollado una herramienta para vigilar y en su caso inhibir las prácticas ilegales de servidores públicos. Un partido que respetara esa demanda, como Morena dice hacerlo, haría bien en abrazarla y practicarla para demostrar que hay diferencia entre uno y otros.

Por desgracia, en este caso se demostró que los militantes de Morena son tan proclives como los de cualquier partido a cargar grandes sumas de dinero en efectivo cuyo origen lícito es difícil de comprobar. Y que al ser detenidos dejan en evidencia que tienen bienes y riquezas que difícilmente habría obtenido sólo con su salario.

 

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