Ciudad de México.- En el colmo de la nueva forma de gobernar, donde nadie puede tener datos distintos a los del Presidente, este pidió (ordenó) a su mayoría en la Cámara de Diputados investigar a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) solo porque descubrió irregularidades en el gasto público de 2019.
La intolerancia y los señalamientos están arrinconando a las instituciones que todavía gozan de cierta autonomía. El propósito es que nadie critique al gobierno actual.
Andrés Manuel López Obrador goza de total impunidad, porque nadie es capaz de enfrentarlo y quien lo intenta es maltratado desde las conferencias matutinas, único espacio donde se gobierna y se dictan instrucciones.
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Tal es el grado de su enojo por el informe de la ASF, que la carta que envió a la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Dulce María Sauri Riancho, la comenzó con: “Como ´seguramente´ es de su conocimiento”.
Es decir, pone en duda que la priista haya leído el informe del órgano fiscalizador, cuando de todos es sabido y reconocido el profesionalismo de la yucateca en sus quehaceres legislativos, destacando su labor al frente de la Cámara de Diputados.
Lo que tiene muy molesto al mandatario es la información sobre el costo de la cancelación del NAIM que la Auditoría señaló y asciende a 331 mil 991 millones de pesos. Insiste, en su carta, que fueron 110 mil 807 millones de pesos.
Acusa que el informe de la cuenta pública de 2019 contiene “falsedades”, además de tener una “intencionalidad política” para que la “oposición conservadora” y la prensa que “defiende el antiguo régimen corrupto” dañe la imagen de “rectitud y honestidad de nuestro gobierno”.
¡Cuánta intolerancia en un solo párrafo!
El deseo presidencial está cumplido. El lunes comparece ante la Comisión de Vigilancia el titular de la ASF, David Colmenares, quien con un poco de dignidad ya habría renunciado.
La investigación que “ordenó” el mandatario es el primer paso para remover a Colmenares y debilitar a la Auditoría Superior de la Federación, porque al Presidente no le gusta que fiscalicen a su opaco gobierno.
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