La actuación reciente de la asambleísta y constituyente Cynthia López Castro, quien presume ser arropada por el gobierno de Enrique Peña Nieto, creó en la Ciudad de México un frente no sólo contra ella, sino contra el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza.
Son dos hechos los que generaron este malestar que paradójicamente ha unificado a la clase política del PRI arraigada en la capital de México.
El primero fue a causa del foro que convocó la constituyente con los priistas, en la que logró una buena convocatoria y de sorpresa apareció el dirigente nacional. Lo que fue visto por los priistas capitalinos como una "trampa", ya que ella se vistió de luces.
El segundo fue el escándalo que protagonizó en la comparecencia del delegado de Morena en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal.
Para todos es sabido que los partidos en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal que tienen gobiernos delegacionales "pactan" las comparecencias para evitar malos tratos. Sin embargo, López Castro se hizo la desentendida y abrió fuego contra Monreal y se lanzó contra el priista Adrián Rubalcava, presidente de la Comisión de Administración Pública Local.
Parecieran hechos menores, no obstante, la actitud, que sus compañeros califican de "soberbia", ha generado un bloque de diputados locales, delegados y la dirigencia priista en la CDMX para no sólo ponerle un alto, sino mandar un mensaje a la dirigencia nacional de que en la capital del país no permitirán imposiciones del gobierno federal y harán valer su peso territorial de cara al 2018.
Por ello, se reunieron de inmediato los dirigentes del PRI capitalino, Mariana Moguel y Tonatiuh González, los delegados en Milpa Alta, Jorge Alvarado; en Magdalena Contreras, Fernando Mercado; en Cuajimalpa, Miguel Ángel Salazar; y los asambleístas José Alfaro, Dunia Ludlow, Gerardo Quijano y Rubalcava en un hotel de la Ciudad de México para cerrar filas y de paso iniciar de manera seria los trabajos para definir candidaturas en la elección próxima.
Ahí estuvo Moguel, quien ya presentó su renuncia a la dirigencia nacional, pero no fue aceptada.
El panorama está claro. Los grupos que tienen la representación en la CDMX trabajarán en unidad desde la ALDF y las delegaciones para construir también una candidatura competitiva a la Jefatura de Gobierno y contrario a otros años, esta vez no están dispuestos a subordinarse al mandato de la dirigencia nacional ni a una intromisión más de Peña Nieto. Así, tras un desplante de López Castro, inicia el proceso interno de selección de candidatos al 2018 en el priismo de la CDMX.
NOCAUT. Miguel Barbosa da clases de pragmatismo, fiel retrato de una bancada disfuncional sin liderazgo.
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