Ciudad de México.- Parecería una absoluta falta de tacto. Suena a insensatez, por decir lo menos, pero si se analiza con calma queda en evidencia el doble discurso.
A primera vista sonaba a que alguien había asesorado de forma catastrófica a la recalcitrante panista Cecilia Romero, para salir a decir que el Partido Acción Nacional buscará asentar en la nueva Constitución de la capital del país la prohibición del aborto.
En declaraciones publicadas el pasado martes 26 de abril por el periódico La Razón (lo cual se entiende pues el subdirector de información de ese diario trabajó para los panistas en el Senado cuando ella fue integrante de la Cámara alta), Cecilia Romero anunció que el PAN intentará colocar en la incipiente Constitución local el respeto a la vida desde su concepción. De aprobarse, la interrupción del embarazo durante los tres primeros meses de gestación sería de nuevo una práctica ilegal en la Ciudad de México.
La aseveración de una de las acérrimas representantes de la ultra derecha mexicana no generó gran resonancia entre la opinión pública y hasta podría decirse que pasó un tanto discreta, pero llega en un momento crucial y deja ver que el panismo no está diciendo todo lo que planea cabildear y hacer cuando comience la aprobación de la Constitución capitalina.
Justo cuando en la Ciudad de México estamos inmersos en una sui géneris campaña electoral para integrar la Asamblea Constituyente, y cuando los partidos lanzan toda suerte de mensajes para convencer al electorado de votar por ellos, Cecilia Romero viene y anuncia algo que en los spots y en su propaganda el panismo no nos dice.
En esos spots unos garbos Ernesto Cordero, Mariana Gómez, Santiago Creel, Mauricio Tabe y Ricardo Anaya, salen a asegurar que pugnarán por una Constitución que brinde mayores derechos a los capitalinos. Particularmente en el spot número 4 de su pauta, Kenia López Rabadán asegura: “Para que la Ciudad de México sea un lugar donde las mujeres nos desarrollemos plenamente”.
Pero a Kenia López le faltó explicar qué entienden ella y su partido por un desarrollo pleno para las mujeres. Puedo asegurar que ninguna de las mujeres que marcharon el pasado domingo 24 de abril contra la violencia de género creería ese discurso, y menos si se pone en contexto lo dicho por Cecilia Romero al diario La Razón.
Lo que declaró la yunquista Romero suena a un discurso consecuente del panismo; ella y sus correligionarios siempre han enarbolado la bandera antiabortista, pero en los spots que nos recetan a diario en la televisión, el PAN no señala nada de este tema.
Sin embargo, lo que dijo la ex secretaria general de ese partido al diario La Razón deja ver que Acción Nacional buscará deslizar en la nueva Carta Magna de la Ciudad una parte importante de su doctrina.
Pero los panistas no quieren darse cuenta que ese tipo de argumentos los aleja cada vez más de la ciudadanía y de la posibilidad de posicionarse entre la mayoría de los votantes de la Ciudad. Ha quedado claro el espíritu vanguardista de quienes vivimos en la capital del país y suena a un escenario casi imposible aceptar retrocesos y doctrinas anquilosadas.
Entre las mujeres se fortalece cada vez más un espíritu de lucha por sus derechos, su respeto y libertades, por lo que tratar de derogar conquistas como la interrupción legal del embarazo no tienen cabida.
El negrito en el arroz de esta reflexión es que, por ese tipo de pensamientos, por esa forma tramposa de decir las cosas, por los dobles discursos y por campañas marcadas con un tufo de hipocresía, el PAN no será gobierno en esta Ciudad. No le alcanzará ni con personajes que buscan construir un perfil de frescura, como lo hace la titular de la delegación Miguel Hidalgo, Xochitl Gálvez.
Se antoja que en el mejor de los casos, los panistas mantengan sus bastiones históricos y que de vez en cuando suban un peldaño para pasar del tercero a un segundón sitio en las preferencias electorales, pero nada más. Difícil creerles, por no decir imposible.
Twitter: @negroenelarroz
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